Verónica Chamorro, investigadora en el Instituto de Tecnología de Alimentos del INTA brindó las primeras conclusiones sobre el desarrollo de un proyecto que evalúa el uso de insectos como alternativa de alimentación y aseguró: “Esta bueno estar a la vanguardia de las investigaciones porque hay todo un incentivo de la FAO para encontrar nuevas fuentes alternativas de alimentos que complementen los sistemas tradicionales de obtención de fuentes proteicas ante el crecimiento constante de la población mundial”.
El proyecto del que participa elabora budines, panes y pastas a partir de grillo en polvo. En este caso, lo que se estudia es el reemplazo parcial de la harina convencional para dotar el preparado con mayor cantidad de nutrientes sin afectar las capacidades tecno funcionales de la masa obtenida.
En Siete Colores, por FM 97 Une, la investigadora admitió: “Hay toda una cuestión cultural que hace que normalmente la gente de occidente no consuma insectos. Pero es una práctica ancestral en Asia”.
Por lo tanto, “en este tipo de trabajo, lo que tratamos de hacer, para sortear estas barreras culturales, es no utilizar el bicho entero y transformarlo en un polvo”, describió. Y enfatizó que el objetivo “es usar al grillo como ingrediente y aportar evidencia científica e información sobre el valor nutricional y el impacto medioambiental que tiene asociada su producción, ya que es un sistema más sustentable”.
Seguido, Chamorro destacó que este tipo de alimentos tiene varias “ventajas a nivel productivo y nutricional”.
Por un lado señaló que desde la óptica productiva “el grillo consume poca agua, emite pocos gases invernadero y ocupan muy poco espacio”. Y en materia de aporte nutricional “tiene un alto valor biológico”.
“Al secar este polvo de grillo obtuvimos concentraciones de proteínas de alrededor de un 60% y los aminoácidos esenciales -que son los que se deben consumir en una dieta equilibrada- alcanzaban valores bastante interesantes porque al registrar porcentajes cercanos 37 puntos se acerca a la carne bovina que tiene porcentajes de aminoácidos del 40%. Y además, tiene una digestibilidad mayor que las proteínas vegetales”, puntualizó.
Finalmente, al ser consultada sobre cuando se podrán ver en las góndolas productos que tengan harina de grillo, la especialista dijo: “Hay interés por parte de muchas instituciones. Pero primero el código alimentario argentino lo tiene que reglamentar y para eso se trabaja. Pero ya hay varias empresas privadas interesadas en empezar con la producción”.