En este sentido, el escritor explicó que “ni siquiera yo al momento de escribir sé muy bien de qué se trata” así también como el narrador desconoce “este obelisco y su procedencia y la historia que lo lleva a vagar por el mundo del modo en que lo hace. Lo que sí sabe el narrador es el efecto que tiene en muchos de los personajes que viven en la tierra”.
Consultado sobre este tipo de relator omnisciente utilizado en la novela expresó: “Creo que ese fue el desafío más grande al momento de escribir, me interesa y me sigue interesando pensar una ciencia ficción que no se olvide del corazón (…) Ahora al momento de escribirlo quería alejarme del lenguaje técnico para moverme a un narrador muy consciente de lo que sienten los personajes”.
En ese marco, Roganovich señaló que para poder llevar a cabo esta iniciativa: “Tuve que tomar algunas decisiones, por ejemplo que tuviese capacidad absoluta de observación, poder narrar en un tiempo presente; permitirme ciertas elasticidades para que ese narrador tenga efecto”.
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