En diálogo con Narraciones Extraordinarias, López comentó "el Bosque (infinitesimal) es la primera novela que intenté escribir hace 20 años, y surge de una época que siempre me cautivó mucho imaginar, la que comprende fines del siglo 19 y principios del 20".
El autor además mencionó lecturas que lo influyeron como la obra "Médicos, maleantes y maricas" de Jorge Salessi. "De alguna manera me habilitó a pensar en los términos de la ciencia, la medicina y la locura", sostuvo, al tiempo que agregó "me interesa esa sensación epocal de que todo estaba a un paso de tecnología, y que la ciencia puede pararse incluso cuando a la vez suceda Auschwitz. Siempre me cautivó esa manera de ver el mundo”.
En ese contexto, en “hay una eroticidad de base, intrínseca. Realmente es gente que estaba muy al palo. Eso era lo atractivo y es el prospecto de la novela, la idea de una celebración de un tipo de erotismo que fue capturado por otro tipo de erotismo. Es una novela que en toda la primera parte es una alabanza psicopática a la luz como destino final hasta que sobreviene la sombra, y ahí viene otro tipo de enamoramiento, quizás un amor más interesante”.
Seguidamente dió su parecer respecto a la forma en que las redes sociales y avances tecnológicos influyen en las nuevas narrativas.
“Un poco lo que noto es que todas las plataformas propenden a un mismo tipo de escritura, entonces es muy difícil diferenciar la ficción, del posteo, del twitteo, incluso de la poesía. Es medio salvaje lo que digo, pero lo noto. Lo que circula es algo muy accesible, supongo que es todo un signo de los tiempos, que se necesita un nivel de velocidad que te permita una desconcentración que a la vez te habilite a la conexión. Entonces noto que somos conquistados por esa idea electromagnética de la red”, aseguró.
López comentó que sus tareas diarias son “interrumpidas por la media”, aunque expuso “cuando no existían las redes estaba la tele. Antes miraba la tele como un loco, me fascinaba y era capaz de ver cualquier cosa, me pasa exactamente con las redes y el WhatsApp. El mundo es una topadora que avasalla y genera solamente consumidores. Entonces el mundo te ofrece todo cada vez más resuelto y con una idea de satisfacción que es absolutamente falsa pero que te lo da todo, y lo que te pide a cambio es todo. Entonces, por supuesto que la literatura debe dar cuenta de eso. Supongo que todos estamos conquistados por ese Colón que es el neoliberalismo”, concluyó.