Eugenia Campos Guevara es productora del filme, y contó en diálogo con Mesita Afuera que "es un poco difícil producir, sobre todo en las películas como esta que propone un recorrido muy poco ortodoxo", y señaló que "hubo que buscarle la vuelta financieramente, guión, tratamiento visual, narrativo, y hubo que convencer a varias personas para estar en pantalla".
Seguidamente contó que la produccion audiovisual que fue proyectada en el Centro Cultural Malba "es una película que arranca con un punto absurdo del guión: una chica que llega a sus 30 años y un día se levantó y le cambió la cara por completo. Entonces a partir de eso que puede ser una premisa de Hollywood o cualquier película de género fantástico o de terror, hace un recorrido bastante atípico incluyendo muchas imágenes documentales que ella misma tomó en acuarios y zoológicos preguntando por el lugar que ocupa el rostro en nuestra identidad, y la imagen que proyectamos en relación a quienes somos y porqué tiene tanto peso lo que los demás ven de nosotros".
Luego acotó "el personaje se siente vulnerable y trastocado, abandona su novio, abandona su trabajo, no tiene ni DNI porque no coinciden sus datos biométricos con los del RENAPER, y a partir de ahí las peripecias que va viviendo el personaje se cruzan con situaciones y reflexiones bastantes graciosas y lúdicas".