Karina Fiorito, abogada titular de la ONG Casa Abierta María Pueblo se preguntó porqué “debemos confiar en la buena fe de un agresor”, cuando es reincidente y aseguró que Susana Gómez, ex pareja de Carlos Goncharuk vuelve a ser “revictimizada” por la justicia.
La titular del refugio platense para mujeres, niñas y niños, que sufren de violencia de género aseguró que la ONG va a que proteger y patrocinar a Gómez, hasta que la Justicia resuelva la situación.
En Siete Colores, por FM 97 Une, Fiorito relató que Goncharuk, luego de dejar ciega por los golpes a Susana Gómez, “tuvo reincidencia en lo que es violencia de género, esta denunciado por su hermana y también amenazó con un cuchillo a otra pareja, caso por el cual volvió a quedar detenido”.
Luego, “la justicia lo libera al cumplir la condena, pero nunca le exigió cumplir con lo establecido en el caso de Susana (Gómez) que era empezar un tratamiento psicológico para a trabajar su conducta violenta” agregó. Y señaló que a pocos días de ser liberado, Goncharuk es detenido “en flagrancia” viajando a La Plata “pese a que tiene 3 anillos de 100 Km cada uno por los que no debería cruzar. Trato de esconderse pero lo ubicaron e intervino un fiscal de Martinez. Y desde María Puebla pedimos que se lo detenga porque había roto todos los anillos de perimetral que tenía pero aún así se decide liberarlo, sin tomar los recaudos necesarios”.
“En el medio de todo esto la llaman a Susana Gómez que quedó ciega por los golpes que le propinó Goncharuk y además se encuentra con tratamiento psiquiátrico y psicológico para que se resguarde en su casa. Y ella lo primero que hizo fue comunicarse con la Casa María Pueblo porque la justicia no le da información”.
“Nadie estaba al tanto de nada. Nadie en el sistema judicial tenía información de la situación que estaba atravesando una persona que quedó ciega a golpes” denunció.
Por ello, Fiorito aseguró que desde la Casa María Pueblo desde hace tiempo advierten que “todos estos sistemas que se plantean son vulnerables y debemos confiar en la buena fe de un agresor para que el sistema funcione. Y eso es una locura, porque mientras tanto la víctima corre riesgo de vida. Y lo único que le plantean es que se resguarde. La justicia la vuelve a revictimizar y el violento vuelve a estar en la calle”.
Y concluyó: “Hace tiempo que desde la entidad venimos pidiendo que, cuando hay un incumplimiento, la detención debe ser compulsiva porque el agresor fue allí con la idea de cumplir con otro delito. Las flagrancias no son inocentes”.