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Parte 2
Parte 3
En una charla profunda, dedicada a la obra y memoria de Rodolfo Walsh, Ragendorfer explicó que “siendo adolescente tuve entre mis manos el Caso Satanowsky, una de sus grandes investigaciones periodísticas. En ese momento, he tratado su lectura como una novela de espionaje. Desde luego, ya en esa época sabía de él y de su militancia. Y que había sido abatido en la esquina de Entre Ríos y San Juan, a unas cuadras de donde actualmente vivo”.
“Cuando empecé a trabajar como periodista, viviendo exiliado en México en plena dictadura, no pensaba mucho en Rodolfo Walsh. Comparo mucho la escritura con el boxeo. Todos te dan consejos y te dicen qué hacer, pero cuando suena la campana te sacan hasta el banquito. Una situación de soledad similar al boxeo siente el tipo que escribe al momento de hacerlo”, remarcó a su vez.
Asimismo, dijo que “hay tipos que reconocen las influencias de determinados escritores, cineastas o artistas simplemente porque les gustan o porque quisieran escribir como tal. Pienso que las influencias son más bien inconscientes, uno no las elije, más bien esas obras que influyen en la persona se apoderan de estas”.
Y cerró: “Por esas cosas de la vida mi estilo y forma de hacer periodismo, de abordar el acto de la escritura y de ver al mundo se parezca a la que en su momento tuvo Rodolfo Walsh. Pero, repito, no fue una elección sino algo que se dio como una fatalidad benévola”.