En diálogo con “Seis grados de separación” Gerardo Romano refirió que durante el tercer gobierno de Juan Domingo Perón fue Jefe de la División Sumarios del Ministerio de Justicia de la Nación. “No llegué a conocerlo personalmente, pero lo ví en varios actos”.
Además, como efectivo de la Policía Federal, fue custodio personal de Arturo Illia, a quién destacó como “un tipo honesto”.
“Se quedaba a dormir en la Casa de Gobierno sábados y domingos. ¿Sabés la depresión que es la casa de gobierno a oscuras y sin ruido?. La honestidad es magnética. Cuando existe alguien así como José Mujica nos llama la atención y no debería ser así, es ninguneado y despreciado por muchos uruguayos progresistas que se pasan de pelotudos”, expresó.
Seguidamente contó “fui productor agropecuario, invernador, criador, tuve tambo, me animé a sembrar trigo unas cuantas veces en Sauce Viejo, Santa Fé. También productor avícola 18 años en Villa Ruíz, el pago del doctor Héctor José Cámpora”. Además, (como si fuera poco), Romano fue capitán en la primera división del equipo de Rugby Olivos.
Mientras cursaba derecho en la UBA, Romano descubrió el mundo de la actuación. “Llegué al teatro por primera vez a los 28 años, a los 30 me subí al escenario actuando y empecé a ser abducido”. Respecto a las razones que lo movilizaron a incursionar en el teatro, argumentó “me llevó la dictadura, la brava, la desaparecedora, la del 78. Tenía militancia peronista intensa. Las reglas que impuso dictadura eran cero política, cero peronismo, no se lo podía nombrar y mientras tanto seguía siendo funcionario del Ministerio de Justicia nombrado por el gobierno anterior depuesto”.
“Tocar la guitarra, cantar, imitar, contar chistes, payasear, ser actor y el Rugby pudieron mantener el nexo de confianza y empatía”, y eso permitió que no sufriera en primera persona el accionar represivo durante el gobierno de facto entre 1976 y 1983.
Finalmente el actor comentó que sigue presentando “Un judío común y corriente” en distintos escenarios del país con dos funciones por semana.
“No paro porque estoy en esa etapa de la vida donde si parás de hacer determinadas cosas, capaz que no las podés retomar, y no quiero correr ese riesgo”, concluyó.