En diálogo con 6 grados de separación, Dora Barrancos mencionó que en 1976 hubo de exiliarse en Brasil frente a la cierta posibilidad de ser víctima de secuestro por parte de la dictadura genocida instaurada en Argentina.
“Ha sido muy desgarradora la circunstancia, pero comparativamente fui muy afortunada”, manifestó. “Al momento de la salida yo estaba separada de mi primera pareja que era el padre de dos niñas pequeñas y tenía necesidad de la autorización, porque la patria potestad patriarcal que teníamos significaba que sin esa autorización se trataba de un secuestro”.
Pese al pedido de Barrancos “el señor denegó la salida, de modo que tuve que aguantar una temporada más, yo no me iba a ir sin esas niñas”, afirmó. Cuando la situación se tornó insostenible viajó con su hija menor fruto del amor con su compañero Eduardo, con quién actualmente sigue compartiendo el camino de la vida.
“En abril de 1977 una serie de circunstancias que se dieron en un estilo de vorágine, por lo cual digo que soy una sobreviviente. Porque un acontecimiento me hace anunciar que están detrás de mí. Tenía todo listo siempre en el pequeño departamento, estaba avisada sobre las posibilidades. Alguien me había avisado que tuviera pasaporte pronto”, expresó.
En diciembre del mismo año Barrancos pudo conseguir reunirse con las dos hijas que habían quedado en Argentina. En aquellos duros tiempos de exilio, “la única situación que paliaba toda esa desesperanza era el afecto de mi querido marido Eduardo, mi hija menor Laurita y el enorme amor y solidaridad que recibimos en Brasil”.
Seguidamente destacó la figura de su padre como una fuente de inspiración para involucrarse en las causas populares.
“Eso ha forjado desde siempre un nudo en mi subjetividad que me llevó a ciertas propuestas justicieras desde que era niña, me encuentro en una serie de anécdotas que tienen que ver con alguien que ha sido atacado vilmente. Me sentía como una justiciera básica, como un empeño de un mandato familiar”, sostuvo.
Luego se refirió a los comienzos de su militancia feminista manifestando “actuación como mitlitante política tiene que ver muchísimo con los años turbulentos y la vorágine de los años 60’ y 70’, donde las mujeres teníamos mucho envalentonamiento pero las militantes no éramos feministas, es algo notable. Lo que no significa que no existieran feministas en el país, había 3 grandes grupos menguados porque la interpelación mayor era la justicia social, lo que significa la falta de democracia porque el peronismo estaba proscripto, y en donde en todo caso, esas demandas vendrían por añadidura, la cuestión principal era una cuestión de clases”, subrayó.
Foto de portada gentileza de Revista Gatopardo
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