“El periodismo y la comunicación es una herramienta maravillosa para tocar las fibras más íntimas y cambiar a las personas, las sociedades y al mundo. Nosotros podemos ejercer un oficio maravilloso, transformador, innovador, revolucionario que le cambia la vida a las personas. Al informar, sensibilizar”.
“Somos contadores de historia como dice Dolina de manera más rigurosa, sensible y después vamos viendo. También desde el compromiso de la opinión, esclarecer realidades, desnudar al poder en toda su dimensión y sí que me siento campeón del mundo muchas veces”.
“Digo que soy un campeón del mundo porque cuando me pongo a relatar un partido me siento Messi, fabulo y me lo creo. Ayer hice una transmisión por primera vez con Alejandro Apo y para mí fue muy emocionante. Y cómo no te vas a sentir el campeón del mundo relatando el gol de (Marcelo) Weigandt en el partido de Boca frente al Colo-Colo”.
Caimi distingue las distintas etapas del periodismo en la Argentina.
“El periodismo en este país ocupó un rol importante ante la degradación de las instituciones. Ocupó un rol que fue más que el “cuarto poder”. Ya en la etapa democrática vino a transformarse en la herramienta con cierto grado de confiabilidad social. Pero todo eso se fue deteriorando con esta maldita grieta.
“Ahora aparecieron las “operaciones”. Hay periodistas que traban alianzas con ciertos sectores que responden a determinados intereses económicos ya se transforman en vocero de.., sos un opereta de…”.
Que hace el público ante la situación del periodismo en la actualidad.
“El vínculo del oyente, lector y demás con el medio persiste y busca. Todos buscamos el medio que nos identifica. Siempre buscamos el programa, el relator, el periodista que nos gusta. Para mí es natural que se identifiquen con algunos comunicadores, lo que sí es importante es no quedarse encerrado negando la posibilidad de que hay otras opciones. Es como dice Litto Nebbia en su canción “si la historia la escriben los que ganan quiere decir que hay otra historia””.
“La percepción popular advierte sobre las operaciones y se prenden. En esas circunstancias se perpetúa el odio, la bronca, el enojo. Pero por otro lado hay comunicadores que generan otras cosas. Está bien que cada uno piense lo que quiera como debe ser el mundo, la vida, el país, la sociedad porque la comunicación implica eso: la transmisión de valores”.
“He escuchado a colegas con los que no estoy identificado ideológicamente pero comunicaban tan bien que existe la posibilidad de que abran una puertita para reverme a mí mismo. Es absorber algunas cosas que hoy día nos está faltando. Yo me siento a una mesa con amigos de distintos sectores que tienen un gran nivel y relieve que nos pueden ayudar y no son operadores. Hoy por hoy hemos perdido la capacidad de debatir ideas”.