Florencia Canale, descendiente de Remedios de Escalada, dialogó con "Sin Alarma" en AM 1270. La escritora, que se dedica con mucho éxito a la novela histórica desde hace más de una década, habló sobre su último libro "Bastarda" sobre Manuela Sáenz y Simón Bolívar.
"La protagonista del libro fue una adelantada, autónoma y temeraria. Participó activamente en el intento de independencia del Siglo XIX de América. Su origen es de padre realista, un español que tuvo un romance con una mujer quiteña. Fue muy discriminada en su época, por ser hija ilegítima, pero ella intentó demostrarle al mundo que podía legitimar su identidad", detalló en diálogo con Andrea Butler Tau y Germán Martinez.
La escritora expresó que la historia fue conocida en el mundo por ser la amante de Simón Bolívar, pero después de investigarla: “Ella es tantísimo más que la amante, ya era alguien importante antes de conocerlo. José de San Martín la había nombrado caballereza de la Orden del Sol, por su presencia en la guerra independentista en Lima. Había integrado las tapadas limeñas, eran mujeres espías que ponía en juego su vida contantemente”.
Canale destaca que le importaba poco y nada la opinión de los demás, participó en la batalla de Ayacucho y así ganó el título de capitana, por parte del general Sucre. Por todas esas cosas, la autora confiesa que sigue atrapada por su figura.
Seguido explicó que "las mujeres y los hombres de esa época no se cuestionaban la igualdad de género, pero algunas, como Manuela, luchaban por vivir la vida como se les antojara. Evitando esa mirada de desprecio que recibía de la sociedad. Era oprimida o tratada de mujer libertina y sufrió ser invisibilizada incluso después de su muerte. Su historia fue guardada bajo muchas llaves hasta que se reivindique su historia como una sujeto fundamental del proceso de independencia".
A la escritora le conmueve que ella viviera en pie de guerra, siempre defendiéndose y sintiendo el desprecio de los hombres que la juzgaban. Lo interesante fue que Bolívar la defendía y la cuidaba, no se dejó influenciar por los demás. De todas maneras tuvieron una relación tormentosa, de idas y vueltas. Con reclamos y entrega absoluta. Manuela le salvó la vida en dos oportunidades, sin embargo quiso destruirlo cuando lo encontró en un renuncio con otra. Él quedó encerrado una semana sin poder mostrarse por las heridas que recibió de ella, no adquiridas en el campo de batalla.
Para describir más al personaje histórico agrega que era una mujer deslimitada, sin filtro defendiéndose hasta de sí misma. Una mujer abismal. Siempre parada en el precipicio. Arrasadora y de una lealtad casi desconocida. Y no se andaba con chiquitas, cuando descubría a un traidor decía que había que matarlo.La correspondencia entre ellos está a la altura de Napoleón y Josefina, es fascinante, además de tratar temas políticos y de estrategia, esas cartas están muy bien escritas porque ellos eran dos ilustrados. Eran lectores y preparados. Eso expone mucha belleza literaria y un alto grado de erotismo.
En cuanto a sus costumbres a la hora de escribir, nos contó que ella necesita su espacio, tener sus materiales a la mano, no puede hacerlo en un bar o cualquier lugar púbico, por lo tanto la pandemia no fue compleja en ese sentido porque a ella la calma el adentro, el afuera, la perturba.
Cuando le preguntamos por sus sueños infantiles, confesó que aprendió a leer a los 3 años y desde los 5 era una lectora voraz. “Podría pensarme sin escribir pero no ´puedo pensarme sin leer”. Usaba la máquina de escribir de su abuelo. Empezó con un disparate decimonónico inspirada en la novela “Mujercitas”. Luego trabajó de modelo y cantante. Siguió con el periodismo gráfico, luego estudió letras.
En agosto va a salir publicado su último libro, todavía no puede dar mucha información de ella por compromisos con la editorial, pero la va a presentar el 28 de julio en la Feria Internacional del Libro en Lima. “Estoy envuelta en una capa en mi carruaje, esta vez es un caballero pero muy bien rodeado…”, enfatizó.