“Todavía estoy en Brasil porque el viaje está así programado. Mis amigos y yo llegamos en avión cuatro o cinco horas antes del partido. Fuimos hasta un punto donde nos encontramos todos, juntamos unas 60 personas y salimos en un colectivo escoltados por la policía. Cuando estábamos a cinco cuadras del estadio nos bajan en un playón, nos ponen en dos hileras. Ordenan que dejemos nuestras cosas en el piso y las hicieron oler por los perros pero hasta ahí nada fuera de lo normal”.
“Nos escoltaron con una excesiva cantidad de patrulleros, éramos 60 personas y 15 patrulleros con 4 policías cada uno como si fuese un operativo contra delincuentes. Nosotros pasamos ese cacheo y nos fuimos para el estadio y a los pocos minutos llega el otro colectivo que venía de La Plata”.
“A ellos también los bajan, venían con bolsos, comida etc. Les revisaron todos los bolsos, algo que pienso que no corresponde porque nada de eso ingresa al estadio. Ese micro lo estacionaron al lado del nuestro. Comienzan a revisarlos con violencia, a las mujeres las golpeaban contra el colectivo, metiendo la mano donde no debían, les gritaban al oído”.
“Las chicas estaban asustadísimas. Ante esa violencia nosotros cerramos las cortinas para no ver pero a la vez teníamos que estar atentos a lo que estaba pasando. Era una situación ambigua porque no podíamos hacer nada ante la situación de violencia pero a la vez no queríamos de dejar estar presente porque les bajaban los pantalones a las mujeres que lloraban”.
“En este momento no tengo contacto con ellos pero sé que están camino a La Plata todos. Estuvieron detenidos hasta la una o dos de la madrugada, eran dos chicas y dos chicos. Los subieron a un baúl de un patrullero sin patente sin saber adónde los llevaban. Estamos acostumbrados a este tipo de cosas pero esta vez fue mucho más grave”.
“Y por último cuando bajamos para entrar al estadio nos estacionaron del lado opuesto escoltados por dos policías. Nos hicieron caminar entre los hinchas del Goiás que nos insultaban y nos tiraban con todo tipo de cosas”.
Nicolás García apela a mejorar algunos comportamientos para bajar este tipo de violencia.
“Me parece que habría que cortar un poco en la cancha con eso del racismo y ese ida y vuelta que tenemos donde ellos nos rompen los billetes y nosotros hacemos el mono. Todo eso está generando este tipo de situaciones que vivimos cuando vamos a Brasil”.