Desde la ciudad rusa de Oremburgo, el ex – Gimnasia habló con el Deportivo 1270.
“La ciudad queda a 2 horas en avión de Moscú. Es hermosa y muy tranquila. Es muy parecida al pueblo donde me crié, los chicos juegan en la calle hasta las 10 de la noche. Van solos al colegio, es un lugar increíble. El Orenburg es uno de los clubes más chicos de Rusia. Es muy lindo, tiene vestuarios de lujo y un hermoso estadio”.
“Antes de tomar la decisión de venir a Rusia primero hablé con dos compañeros que ya estaban acá. Todo lo hice con calma, compartí mucho con mi familia en General Pinto porque sabía que estando acá sólo puedo ir una o dos veces por año a la Argentina”.
Muro cuenta su día a día en el FK Orenburg aunque ahora se encuentra lesionado.
“Si me lesioné pero estoy acompañado a la distancia por mi familia, mi novia con su familia y un entorno que me ayuda mucho y acá tengo un psicólogo. Ahora le saqué un pasaje a mi mamá que llega dentro de una semana. Me gusta tener a mi familia cerca, cuando fui a jugar a Gimnasia los llevé a vivir a La Plata”.
“Me despierto a las 8 de la mañana, salgo hacia el club 8:30. De 9 a 11 estamos en el vestuario con masajes, luego pasamos a otra sala donde nos dan teoría por 15 minutos. Después de eso y hasta la 1:00 p.m hacemos práctica de fútbol. Luego del entrenamiento nos bañamos y almorzamos y volvemos a la casa tipo 14:30”.
“Me gusta jugar con la pelota más contra el piso y cuando llegué a este club me puse contento porque se juega bien. El tema es que no sienten el fútbol como en la Argentina. Nosotros perdemos y nos recalentamos, eso no les pasa a los rusos. Acá se juega en forma directa e intensa porque son dos o tres pases en el mediocampo e inmediatamente se ataca”.
“Somos cinco argentinos: Brian Mansilla, Matías Pérez, Lucas Vera, Gabriel Florentín y yo. También hay un puertorriqueño Jimmy Marín que lo consideramos un argentino más. Hay algunos que tienen su familia pero nos juntamos a comer para hacer que el tiempo sea más llevadero. Veo fútbol argentino a través de un decodificador pero claro el problema son los horarios. Hay partidos a la madrugada y de mañana. El último partido que vi fue Gimnasia contra Talleres”.
Muro se lesionó en lo que fue la victoria de su equipo 2 a 0 frente a Sochi por la Copa Rusia, ingresó en el segundo tiempo y minutos después sintió una molestia en la rodilla.
“Me rompí el ligamento cruzado externo y eso hace que quizá pueda volver mucho antes a las canchas. La operación evolucionó muy bien, ya me sacaron los puntos y camino con muletas en forma normal”.
Gimnasia vendió el 50% del pase del mediocampista al equipo ruso en una suma cercana a los 1.300.000 millones de dólares.
“Sinceramente no me gustó la forma en que salí del club pero de todos modos le pude dejar algo de todo lo que me dio. Me dio un hogar, comida, educación y siempre voy a estar agradecido por todo. Les entregué mi porcentaje para que pueda seguir creciendo la “fábrica de jugadores” y Gimnasia tiene una gran cantera”.
“En un futuro me gustaría volver a Gimnasia, aportarle mucho más de lo que pude hacer, poder retomar y hacer una mejor experiencia. Creo que están haciendo un buen trabajo con las inferiores, hay muchos pibes con grandes condiciones. El club hizo un gran cambio en apostar a los chicos, les brinda seguridad y confianza para que puedan explotar y de ese modo pueden ser transferidos al exterior dejando ganancias a la institución”.
Muro comparte sus sueños y el trabajo que hace para conseguirlos.
“Muchas veces no me tocaba jugar pero al otro día me mataba en el entrenamiento. Mi sueño es jugar en España y depende sólo de uno elevar el nivel y saltar a un fútbol de mayor calidad. Por eso trabajo todos los días en pos de ese sueño”.
“Hay otra cosa que tengo que hacer y es terminar el secundario porque por ahí puedo seguir alguna carrera. Es algo que remarco mucho que cometí el error de dejar la escuela y cuando me preguntan el consejo es que estudien porque te abre mucho la cabeza”.
El mediocampista está de novio con Camila, la hija del reconocido entrenador del club Everton Gustavo Bianco.
“Siempre con Gustavo hablamos mucho de fútbol pero hubo un momento que me ayudó muchísimo, me sacó del pozo donde estaba. Fue un momento que había perdido las ganas de jugar que me entrenó, me ayudó a seguir avanzando y para mí ese fue un punto fuerte en mi vida, que me sirvió para reconocer dónde estoy y seguir avanzando”.