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LA TRANCA: LA PULPERÍA QUE GUARDA LA HISTORIA DE CURA MALAL
ESTÁ EN EL MUNICIPIO DE CORONEL SUÁREZ

LA TRANCA: LA PULPERÍA QUE GUARDA LA HISTORIA DE CURA MALAL

Por margarita torres / 18 de September, 2023
Su propietaria, Mercedes Resch, se propuso preservar la memoria colectiva en un museo vivo de la tradición.


Mercedes Resch es la dueña de la pulpería La Tranca de Cura Malal, en el municipio de Coronel Suárez.

Por Revolución Solar contó la historia de su familia y cómo convirtió su casa en un “espacio cultural”.

La Tranca “abre los viernes a la tardecita y el resto de los días pasa a ser mi casa porque es mi vivienda”, indicó la entrevista y agregó: “Un sábado al mes hacemos una cena con amigos, cada quince días un patio abierto de danzas folklóricas y viene gente a bailar y a tomar mate”.

“Además de mi espacio de vivienda es mi taller” y “cerca tenemos el patio de baile y un archivo donde voy recopilando algunas historias orales y escritas del pueblo. La idea es que sea un espacio multifacético”, dijo la mujer.

También relató que “mi papá trabajaba y producía la esencia para un perfume en una plantación que luego se va al norte y mi mamá no quiso irse, así que a mis dos años vinimos al pueblo. Así nace nuestra historia y los 10 hermanos vivimos en el pueblo, a la vuelta de La Tranca, que era el lugar adonde veníamos a hacer las compras con libreta” porque era el comercio de los asalariados.

“Después de estudiar en Buenos Aires compré la parte que nunca se pudo terminar de construir, era la mitad de algo que todavía no tenía forma. Luego pude hacerme de la otra mitad y volver a unir lo que era el boliche donde comprábamos las cosas”, reveló.

Seguido, destacó que “no había quedado ningún objeto más que las paredes que hablan mucho porque aparecen los colores que las personas que vivieron aquí fueron pintando. Voy encontrando esas manchas y así queda esa parte de la historia”.

Sí se preservan “las aberturas y las maderas de los pisos que estaban vencidos y se fueron convirtiendo en las mesas de La Tranca. La gente, vecinos y amigos, me fueron trayendo objetos del boliche: botellas, productos y latas”, entre otras cosas.

Hoy el pueblo “tiene 48 manzanas, algunas no están habitadas. Hay muchas casas nuevas de fin de semana, soy docente de la escuela y la matrícula no varió: se mantiene en 18” porque “la gente no se ha establecido a vivir, aunque hay casas nuevas”.

Escuchá la entrevista: