La directora del cortometraje, María Sol Landa, reveló en diálogo con la liga de los clubes que el trabajo que realizaron en la localidad de Punta Indio tiene que ver con "las cosas que a uno le quedan sonando o en alguna parte del dolor del alma de alguna manera salen y yo lo encontré a través del cine".
En ese aspecto, recordó que "mi viejo me cuenta como un cuentito que en el fondo de un campo, un hombre se había cansado de encontrar cuerpos. De chica no lo entendí pero cuando tomé conciencia me di cuenta que era parte de la historia reciente y más nefasta de nuestro país". Al respecto, aseguró que “no tenemos que ver un cuerpo en el río para saber que esos cuerpos estaban ahí".
Al mismo tiempo, agregó que durante la última dictadura cívico militar "hubo muchos niños en ese pueblo que fueron testigos de los camiones que salían de ese pueblo cargados de cuerpos".
Por otra parte, sostuvo que hay algo que hay que remarcar y recordar que tiene que ver con que "la mirada del niño conlleva inocencia, pureza y no permitiría nunca que algo así se conciba pero hay un contraste con lo atroz de la dictadura cívico militar".
Por otra parte, agregó que la protagonista del film es su hermana menor con la cual tuvo que trabajar y hablar sobre cómo debería ser su rol. En este aspecto, indicó que “ella (por su hermana) fue descubriendo el dolor que había detrás del personaje”.
Por último, remarcó que el sentimiento que tiene es que “uno va al pueblo porque siente que hay una deuda con el pueblo y con la historia”, y Punta Indio es “es un poco poner el escenario mágico en contraste con el escenario que vivimos”.