En diálogo con Código Provincia, comentó primeramente la experiencia de “La trama”, proyecto que llevó adelante con Rocío Echelini Biglia. La producción comienza con la intención de retratar ex fábricas que habían sido revitalizadas dentro de lo que es el amplio espectro de las industrias culturales en Argentina.
En ese sentido, aportó “la razón por la que cierran las fábricas en Argentina con el neoliberalismo no son las mismas por las que cierran en Europa” donde “la forma de producir deja de ser la fábrica, quedan vacías y con los años se repatrimonializan. Son procesos políticos diferentes, pero el punto en común es que todas habían sido revitalizadas a través de la cultura”.
A partir del proceso de producción, “empezamos a encontrar habían problemáticas internacionales que tienen que ver con la crisis civilizatoria que está viviendo el mundo entero, porque el sistema en el que vivimos expulsa cada vez a cada vez más gente”, y profundizó “no es una crisis del sistema capitalista que ha logrado reinventarse, pero sí una crisis civilizatoria, porque como estamos viviendo ahora no vamos a poder vivir mucho más. Las ciudades cada vez expulsan a más personas, cada vez hay sociedades menos vivibles. La comunidad y lo que implica como entramado social está cada vez más roto, y eso es producto del sistema donde vivimos”.
Luego se refirió a una cuestión generacional en el cambio de prácticas de resistencia cultural a través del arte. “La batalla cultural es una batalla por el sentido común. Estamos en una crisis de valores, hay que parar un poco la pelota y pensar qué nuevos lugares de encuentro hay: quizás ya estén ocurriendo. Habitar la incertidumbre es algo que debemos hacer. Milito hace muchos años en el campo popular hace muchos años, y muchas veces pasa que no hay tiempo hay que hacer algo, venimos haciendo hace mucho tiempo un montón de cosas y no estarían funcionando”.
Frente a este escenario, consideró necesario “comenzar a pensar otras estrategias de la mano de que hay un cambio generacional en cómo poner el cuerpo. Tuvimos una pandemia que hizo que la gente estuviera durante dos o tres años recluida y eso cambia la forma en que se concibe la existencia, socializar. Hay chicos que hoy tienen 20 años que pasaron el final de su adolescencia y la secundaria viendo Tik Tok en sus casas. Tenemos que ser creativos, pensar nuevas formas y generar espacios de encuentros para preguntarles a esos pibes ‘cómo la ves’, ‘por dónde va para vos’?”.
Foto de portada: Dolores Ripoll para El Día