En diálogo con Espejos rotos Digregorio comentó que en su reciente producción editorial aborda “la historia de amor de una mujer que por diferentes motivos y razones se despierta y decide por ella misma”.
En el marco de un matrimonio desgastado con su novio de la adolescencia con quién contrajo matrimonio “vive en modo avión total” y acotó “el tipo está sentado en el living jugando a los jueguitos con sus amigos, con sus cascos conectados”, y todo lo que pasa en la relación “es el momento en que hacen las salchichas o los fideos” y que “no hay más conexión que dos personas que comparten el alquiler, y no hay más que un ‘encuentrito’ sexual. Ella se da cuenta que quiere un poco más”.
Seguidamente planteó que en función de experiencias personales propias y de seres cercanos, existen obstáculos que extienden relaciones agotadas como el hecho de tener que pagar un alquiler, o servicios.
Tras decir que hay personajes y situaciones reales en el libro, mencionó recibir comentarios de personas movilizadas por el relato, y en ese sentido reflexionó “un libro que está bueno es aquel con el que te pasa algo, aquel con el que te reís, llorás o te interpela de alguna manera. Me llegan mensajes de gente que dicen ‘China gracias, me sentí tan identificada que lo tuve que abandonar en el capítulo 26 y voy a esperar a ver qué pasa en mi vida para ver si lo puedo continuar, no quiero saber’”, concluyó.
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