Además, es traductor, escritor del prólogo y curador del clásico francés "Bouvard y Pécuchet" (1881), escrito por el gran Gustave Flaubert cuya publicación fue póstuma. Fondebrider traduce al español esta obra que es hoy es editada por Eterna Cadencia.
En los estudios de Radio Provincia, el intelectual argentino conversó con Enzo Maqueira sobre el libro, la construcción literaria, la técnica y las escenas que advierten la actualidad de la -estupidez humana-, misantropía que el propio Flaubert revela en "Bouvard y Pécuchet".
"Bouvard y Pécuchet son dos personas que se conocen por casualidad a orillas del canal San Martín en París. Tienen un mismo oficio, se hacen muy amigos frecuentando los mismos lugares. Un día, uno de ellos recibe la noticia de que un supuesto tío murió y dejó una herencia enorme". Entonces, "deciden jubilarse de copistas, buscan una propiedad en el campo donde deciden hacer todo tipo de experimentos vinculados al agro". Recorren "todos los saberes humanos para tratar de aprenderlos, enamorados del conocimiento. En ese tránsito, van descubriendo que la mayor parte de los considerados saberes son básicamente distintas formas de la estupidez", explicó Fondebrider.
Para el traductor, hablar hoy de la obra de Flaubert es adentrarse en la forma (el cómo) en que Flaubert escribió. Con Madame Bovary "lo que hizo fue cambiar el paradigma de la literatura, abriendo la puerta de lo que iba a ser la literatura contemporánea, a través de una serie de recursos técnicos que hasta Flaubert no habían sido utilizados", detalló.
En contraposición, Fondebrider dio a entender la existencia de cierta decadencia en la literatura argentina, la cual consideró influenciada por las editoriales y el mercado. "Tengo la sensación que las editoriales se multiplican. Hay más bocas de expendio, hay cada vez más festivales y ferias del libro, pero veo muy pocas cosas que realmente me parecen importantes. Creo que la literatura argentina está pasando uno de los peores momentos de los últimos 40 años. El gen que más lo sufre es la novela porque está cerca del mercado”, y a su vez, ese mercado “lo que hace es trabajar para sí” pues "todo es susceptible de ser narrado y contado pero no necesariamente todo tiene interés cuando lo contas de una manera poco interesante".
Por lo cual, retomando la idea de Flaubert como escritor disruptivo observó dos puntos de vista. "Hasta Flaubert los narradores eran omniscientes (vale decir un narrador que sabe todo y cuenta) y testigos (un narrador que sabe las cosas y cuenta) pero hasta el momento siempre había uno o a la sumo dos puntos de vista. Flaubert lo que hace es multiplicar todos los puntos de vista, o sea que cada personaje que aparece tiene una cantidad enorme de puntos de vista".
Esta idea es la que plantea Fondebrider para ejemplificar la ausencia de escritores/as paradigmáticos en la literatura argentina contemporánea y la profundidad de los textos de Flaubert . Por ejemplo, "el estilo indirecto libre que hasta el momento no había sido usado de manera tan drástica y consciente como lo va a hacer Flaubert", sostuvo.
Flaubert murió a los 59 años. A través de 140 años su obra se fue recomponiendo. "Bouvard y Pécuchet apenas salió era un libro incomprensible para los lectores". El único que lo comprendió fue Guy de Maupassant quien trató de dar una explicación, a pesar que el libro se publicó sin el décimo capítulo justificativo. "Más adelante empezaron a salir de forma sistemática las distintas notas que componían el capítulo dos del libro hasta llegar a mayo de 2022 donde la -Bibliothèque de la Pléiade- dedicó una edición de Bouvard y Pécuchet de más de 2.200 páginas", resaltó Fondebrider, de donde seleccionó lo que compone la segunda parte del libro.
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