En diálogo con 6 grados de separación el académico contó que integró un colectivo de dirigentes, académicos y militantes de múltiples sectores que se encolumnó tras la figura del ex presidente Néstor Kirchner, impulsados primeramente, por un fuerte sentimiento opositor al menemismo, no sólo desde lo electoral partidario, sino desde una lectura sociopolítica y cultural.
“El anti-menemismo era algo mucho más fuerte que estar en contra de un gobierno determinado porque Menem no solamente eran sus votantes, sino algunas posiciones que la sociedad argentina tenía en su momento con distintas versiones que entendían que la convertibilidad podía ser un instrumento político permanente”, dijo, al tiempo que agregó “es un error muy típico en la política transformar lo circunstancial en permanente”.
Tras mencionar que hasta la destrucción de la matriz redistributiva lograda desde el primer gobierno de Juan Domingo Perón hasta la instauración de la dictadura genocida de 1976, señaló el contrasentido de asistir con subsidios a través de la Caja de PAN en 1983, y a la vez, la coexistencia de un 21% de IVA para los productos de la canasta básica familiar. “Es un contrasentido porque es evidente que esta medida perjudica los que menos tienen”.
Seguidamente estableció diferencias entre el estado de bienestar y la concepción liberal de la sociedad. “Para un liberal un ciudadano tiene derecho a la educación, si la puede pagar; a la salud, si se la puede pagar; a las vacaciones y se las puede, pagar y así sucesivamente. De modo que todos son derechos condicionados a sus ingresos reales”. Con el advenimiento del peronismo “la distribución del ingreso garantiza las condiciones de igualdad, y la sociedad argentina no pedía mucho más que eso. Después vino la revolución cubana y las cosas cambiaron de nuevo”, sostuvo.
“Entre 1945 y 1975 la matriz distributiva no varía demasiado gobernase quién gobernase, oscila cerca de un 45%. Este piso tiene que ver con la matriz de esa sociedad, lo que se entendía por justicia social estaba vinculado a la movilidad social ascendente por una lado y a un capacidad del mercado interno de garantizar condiciones de vida que eran registradas en ese momento por ese conjunto como razonables”, indicó.
Luego hizo un recorrido por las medidas económicas del gobierno de Menem que tendieron a desarticular el aparato productivo, y lamentó debates e iniciativas políticas de fondo de corte transformadoras. “Argentina y Brasil juntos pasarían a ser el primer productor mundial de soja. Eso significa que el precio no lo fija más el mercado de Chicago. Tenés los instrumentos, pero este chantaje provinciano y de liga de intendentes de pensar” se asemeja a “el perro que muerde sistemáticamente su propia cola en el mismo lugar y después ladra”.
En ese sentido, consideró “si ves el debate político es simplemente por cargos entre los que quedan dentro y los que quedan afuera: Milei juntó el material descartable del resto de la casta y expresaba ese rencor de los excluídos y los golpeados para los cuáles la catástrofe no está por venir, ya sucedió”.
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