Pablo Semán conversó con Historia Nocturna por AM 1270, Radio Provincia.
En diálogo con Sergio Wischñevsky explicó que su libro, del cual es compilador, ¿De dónde sale y hasta dónde puede llegar la extrema derecha que no vimos venir?" lo escribió "en el 2022 cuando todo el mundo decía que todo lo que el kirchnerismo dejaba afuera iba a venirse en contra en el frente amplio de la libertad".
Este análisis sobre el contexto político actual y el surgimiento de una nueva derecha en nuestro país es según su mirada "un mecanismo de agregación de las derechas donde no hay síntesis" pero donde puede haber tanto "-barras y sionistas- o una -Villarruel y Milei-".
En ese marco, resaltó que esa preocupación "apareció ya plasmada a la salida de la pandemia haciendo un trabajo sobre jóvenes" el cual "no era sobre las derechas pero que decía que era el punto caramelo” para que emergiera “alguien como Milei”.
Entonces, a partir de su análisis Semán dijo que “el kirchnerismo expulsó desde el primer día del inicio de su mandato” a su electorado y lo relacionó afirmando que “el Frente de Todos demostró que no era una construcción política sólida” por lo cual, concluyó que la característica principal del "proyecto del kirchnerismo fue la identidad, no un proyecto político". Semán, vinculó a su vez su afirmación con el proceso por el cual sectores del kirchnerismo "estuvieron celebrando del 2011 al 2015 y después continuaron pero preservando la identidad en el 2019", llegando "en medio de una crisis del otro (el macrismo) a gananarles”.
Mientras, “la economía fue horrible. Se trató de negar por todos los medios" pero "el padecimiento de la oposición lo sintió”, concluyendo, pos pandemia, en un conjunto de "relaciones tensas entre ciudadanía y Estado," las que luego "se transformaron en odio hacia el Estado”.
El sociólogo profundizó su análisis y destacó que ese malestar, podría haberse radicalizado: "No es que cualquier voltaje de interpelación daba vuelta ese votante estúpido tabula rasa, ese votante tuvo una experiencia disonante entre lo que decía el Estado y lo que hacía; ese votante no iba a votar a la izquierda. Al ver las encuestas del 2013 en adelante el privilegio programático e ideológico identitario que el kirchnerismo otorgaba al Estado iba en declive con un fenómeno inflacionario, donde no había cómo interpelar por izquierda”.
Semán considera al fin que tras "20 años de prédica a favor del Estado, mucha gente estaba disconforme con la situación y con el oficialismo que hablaba de las bendiciones del Estado" por lo cual aseguró que el voto no iba a poder "salir por izquierda".