Guillermo Fernández conversó con Enzo Maqueira por AM 1270.
Magister en Ciencias del Lenguaje con orientación en Lingüística del Joaquín V. González, reflexionó en diálogo con la Radio Pública que "así como Jacobson, la lingüística no es sólo un aparataje formal y que con ella también se podía escribir y había un red en el enunciado que me ayudaba a escribir, y había partes en el enunciado que de pronto no quedaban claras y ayudaban al famoso pacto de lectura", un acuerdo que "a priori, busca conformidades, crear una pasión, y generar el deseo de continuar con una novela".
Partiendo de ese marco, el escritor tocó diferentes temas que hacen a la escritura y postuló que "los debates literarios todavía existen (...) es sentarse a una mesa y discutir sobre una novela".
"Detrás del sol" es su séptima novela que evoca el tema del poder, donde una madre espera y busca desesperadamente a un hijo que desapareció en circunstancias confusas dónde la policía es cómplice. En esa escena, está el barrio, el delito, las drogas, la corrupción.
Al respecto, Fernández relató sobre su inclinación por hablar de la marginalidad, la periferia. "Me encantan esos personajes que no pueden volver hacia atrás, un poco es una idea shakespeareana, porque cuando uno lee Romeo y Julieta, uno además de ese amor desavenido entre la familia sabe si Mercucio no hubiese sido muerto a mano de Teobaldo, el primo de Julieta, esto no se hubiera desencadenado de esta manera, me gustan esas cosas que se desencadenan y no pueden volver atrás, no creo en la reparación", expresó.
Para referirse al rol que ocupa la literatura explicó que "en el año 1985 cuando empieza a conocerse en Puán (Facultad de Filosofía y Letras de la UBA) a Pierre Bourdieu gracias a Beatriz Sarlo es la noción de campo intelectual y proyecto creador" aquello que está presente entre la intelectualidad.
Entonces, declaró que "la sabiduría crea poder, por eso para mí el lenguaje crea poder e inclusive pienso que si vemos en la historia argentina y en la literatura argentina vaya si no hubo poder en Sarmiento, en Lugones, en Jorge Luis Borges, Esteban Etcheverría, era una literatura de convicciones y se apostaba a eso".