“Ahora estamos en Irapuato en un torneo ITF 100000 que se juega esta semana y ya con muchas ganas de empezar. Son tres los torneos en México, éste de Irapuato que es W50 y los W50 de Morelia y Ciudad de México. Después es probable que sigamos el circuito por Estados Unidos. La superficie de esta gira es toda de cemento y creo que seguiremos en polvo de ladrillo nuevamente”.
Los objetivos ya cumplidos y los propuestos para este año 2024.
“Un objetivo muy importante era clasificar a las qualys de los Grand Slam y el año pasado pude sacar los puntos. Ya fui a Australia y si se va dando todo seguramente clasificaré a los demás. Trato de seguir mejorando día a día y los resultados vienen solos. Estoy entrenando desde julio del 2023 con Sergio Podestá y Emilio Arisqueta”.
“En cuanto al ranking el año pasado me puse como objetivo entrar al Top 200 y lo hice y lo siguiente a largo plazo es estar en el Top 100. De todas maneras no pienso en eso sino que lo importante es ganar partidos y si se pierde hay que rearmarse y seguir. Las jugadoras de mayor ranking como las Top 100 todas juegan bien y creo que en esa etapa todo pasa más por la mentalidad, eso hay que trabajarlo mucho sin descuidar la parte física”.
Solana es hincha de River Plate y su característica de juego es que le pega muy fuerte a la pelota. Por lo pronto la han apodado “La Fiera” por el jugador del Millonario Bernabé Ferreyra.
“Le pego fuerte a la pelota pero estoy tratando de encontrar variantes. Creo que el drop es un golpe que lo mejoré bastante y cuando lo ejecuto me siento muy cómoda y con mucha confianza. Esta bueno para mi juego porque mantengo en el fondo a la rival y luego les tiro el drop para definir el punto. Soy muy competitiva y siempre quiero ganar. Cuando pierdo me enojo bastante y eso es algo que debo mejorar, de todas maneras trato de disfrutar cada torneo”.
Los comienzos en el tenis de la joven marplatense, coterránea de un grande como Guillermo Vilas.
“Mi papá fue el que me inculcó el tenis. Empecé a los tres años con él, vio que tenía algo de coordinación y me mandó a clases al Club Teléfonos con Betina Fulco donde estuve hasta los 8 años y luego pasé al Club Once Unidos con el profe Hernán Cortez donde permanecí hasta los 14. Mis padres me llevaron a todos los torneos que había en esa época. Era un juego para mí pero fui mejorando y comencé a viajar y competir en sudamericanos y cuando tenía 14 años fui a Europa”.
“No fue el único deporte que hacía de chiquita. Mis padres me mandaban a danza, a natación, a equitación pero me quedé con el tenis. El modo de competencia del tenis es difícil y caro. Sin mi familia no podría hacerlo, hay que viajar todo el tiempo y al exterior porque es donde están las grandes competencias”.