“Me metí con todo porque es la expresión cultural de los sectores más necesitados, de los barrios más populares, al menos del conurbano bonaerense”, señaló el entrevistado.
En tanto, admitió que “lo de prohibido apareció de entrada y viene desde comienzo de la historia” ya que “el carnaval entra con la conquista de Buenos Aires, un virrey lo aprueba, otro lo suspende y hasta el mismo Rosas lo tiene que prohibir por distintas circunstancias”.
Permitirlo, “era una forma de congraciarse con el pueblo, pero éste tomaba la conducción de esos días y al poder político mucho no le gustó” y eso fue lo que sucedió “a lo largo de toda la historia”.
Lo que pasaba durante el carnaval “era una mezcla de alegría e ironía y aprovechaban la oportunidad para expresar el descontento, ganando la calle”. Además, “lo de la careta, la máscara, tiene que ver con ocultar la identidad, el ser todos iguales”, destacó.
En ese aspecto, agregó que “el carnaval porteño está más organizado, porque en 1985 el Centro Cultural Rojas, que depende de la UBA, tomó las riendas” del evento. “Sin embargo desde la llegada de Macri siempre tiene problemas y el Macri (Jorge) que gobierna ahora redujo a la mitad la cantidad de corsos, con relación al año pasado”.