En declaraciones a Perdidos En El Espacio por Radio Provincia AM1270 reveló que “tenía una idea de hace muchos años de hacer con las grabaciones de mi padre un monologo teatral, algo que después abandoné” y luego “en la pandemia volvió ese viejo proyecto y lo volví a grabar”. Seguido, relató: “Tenía una imagen bastante grabada de unos afiches que mi papá hacía y salía a pegar por el barrio para promocionar la escuela púbica donde él era director (…) y era una imagen que me volvía”.
Al respecto, explicó que “tenían la particularidad de ser carteles escritos a mano, afiches de propagandas políticas que él escribía del otro lado con su puño y letra la promoción de la escuela”, que fueron la razón por la cual la escritora comenzó a grabar su padre para preguntarle por ellos y tras ello “se fue desplegando la historia de su personaje, de él como docente, militante y persona”.
En este sentido, señaló: “Me atraía mucho toda la superficie de descripción de la palabra (…) Las hojas mecanografiadas de las clases de dactilografía de mi mamá a las que me llevaba cuando era chica (…) la letra de mi papá en los afiches o la de mi hijo que cuando aprendió a escribir no le salía la letra cursiva o los poemas que” Halfon “escribía de adolescente” y por dicho motivo “quería que estuviera en el libro como una reflexión sobre la dimensión más material de las palabras y como metáfora de la literatura misma”.
Por otro lado y consultada por la implementación de las citas directas en el "Vida de Horacio" en torno al testimonio de su padre, afirmó: “Me daba ganas de grabar a mi papá porque es una persona, ahora tiene 85 años, que se crió en La Pampa y había formas y modismos de articular el lenguaje que era muy propia de él (…) El libro es una especie de archivo de esa forma de hablar”.
"La memoria es performática, en el momento que una evoca también transforma los recuerdos según como una está", concluyó.
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