El ex futbolista y actual periodista y conductor radial Norberto "Ruso" Verea conversó con REP en su programa ‘El holograma y la anchoa’ que se emite los viernes desde las 22 por Radio Provincia AM 1270.
Al repasar su infancia, dijo que su apodo obedece a que “era el hijo de la rusa. Mi vieja tenía dos apodos: ‘rusa’ para un sector de la familia y ‘pirucha’ para el esquema barrial y otra parte familiar. Vengo de una madre que tenía 118 personas en su familia y un padre con una familia mucho más escueta, pero, en el seno familiar, se vivía donde vivía mi viejo. La que manejaba la familia era mi vieja, mi viejo era el lomo y el bolsillo”.
“El ‘rusito’ era hermoso, flequillo, gordito tirando a gordazo que iba en pantalones cortos a todos lados”, destacó, al tiempo que reveló que por recomendación médica empezó natación y desde ahí reconoce su “transformación” personal. “En ese interín entre primaria y el comienzo de la secundaria aparece el fútbol como entretenimiento” aunque luego la cosa se tornó más seria “porque un día me voy a probar a las inferiores de Independiente y quedo”.
“Vengo de una familia donde mi madre, con 8 meses y medio, seguía yendo a la cancha. Se planeaba dónde se comía el domingo dependiendo de donde jugara Independiente. Y mi vieja tenía activa participación dentro del club. Era de la antigua Lista Roja, llegó a ser representante número 3 y estar en las comisiones directivas. A mi casa venían a comer futbolistas”.
En esa línea, el ‘Ruso’ Verea remarcó que “había un encuentro fuerte con Independiente” y “en mi casa había pelotas firmadas por los jugadores que fueron desapareciendo, porque el tiempo se las come”.
Seguido, sostuvo: “Mi arqueritud la define el loco Gatti, no tiene nada que ver con Independiente. De chico era 9, me los llevaba a todos por delante. Empecé como el gordito, que se fue transformando. Pero el gordito metía goles. En el barrio también jugábamos en la calle. Una de las calles laterales, dos ladrillitos, con arcos y jugar”.
“A los 13 me pruebo, quedo en Independiente y me empiezo a formar de otra manera, camino a la profesionalidad. Tuve una ventaja: la natación que te enseña a cuidarte, porque en el agua, si no estás bien, de hundís y si te hundís, te ahogás”.
En el transcurso “de la primaria a la secundaria paso de ser el gordo que hacía goles al que vio a Gatti y dijo: ‘quiero ser esto’. Pego dos o tres estirones, dejo de ser el gordito lindo para parecer el narigón con cara difícil y en ese juego viene el arquero”, contó.
Consultado sobre cómo ve a los arqueros de hoy, mencionó que “el bombardeo al que estás sometido hoy mediáticamente es muy grande. Si hoy voy a ver inferiores los chicos -casi todos- son ‘el dibu’ y está buenísimo, pero él no se formó acá: a los 15 o 16 años se fue de Independiente a Inglaterra. Es un arquero excepcional, factótum de nuestra copa del mundo que le dio una seguridad y en ese juego hoy los pibes se ven representados. Nosotros teníamos dos o tres modelos a seguir: podías tener el arquero muy atajador o el arquero jugador. Entonces, Amadeo Carrizo era la bandera el arquero jugador; el loco Gatti fue la continuidad, pero le dio otra dimensión, ni mejor ni peor. Nunca dejó de pensar que el fútbol es un espectáculo y que es para ganar, pero también si no es divertido, para qué sirve”.
“Hay gente que dice ‘yo nací arquero’ o ‘nací 9’. Llevó más de 30 años en los medios, pero tampoco puedo decir que nací para hacer radio, me apareció. Lo del arquero sí, porque con el loco (Gatti) me volví loco. Dejé de ir a ver a Independiente para ir a ver a Gimnasia e imitarlo a él”.
En ese marco, lamentó que “ahora ya no hay ni visitantes, le gritamos tanto al otro ‘no existís’, que terminó no existiendo, ya no están en la cancha de enfrente. Ahora nos maravillamos como cuando el otro día hacen Boca-River con las dos hinchadas. Quisiera agregarles algo: en el medio de todo eso hay barrabravas, asesinos, hay funcionales a lo peor de la política, lo peor del empresariado, lo peor del sindicalismo. Quisiera recordarles que a José Luis Cabezas los mataron barrabravas y a Mariano Ferreyra también. Está buenísimo que haya gente de los dos lados, pero sin los barras, sería excepcional”.