En diálogo con La siesta es sagrada, comentó que primeramente en los ensayos “estábamos medio descabezados y no pensábamos tanto”, sobre la posible reacción del público.
“La obra la sabe todo el mundo, nos van a criticar hasta abajo de las patas”, dijo que era la sensación. Al momento de la presentación las tensiones afloraron y ello se vió reflejado en la respuesta de los espectadores.
“Los carroceros (fanáticos de Esperando la carroza) y el público en general le dieron un abrazo a la obra”, sostuvo, al tiempo que amplió “los personajes le agregan un condimento” y en ese marco, “todos los colores que podemos ir aportando son importantes para construir esa especie de cocoliche que es una familia como la nuestra”.
En cuanto a la respuesta del público juvenil, comentó “hubo toda una fila de pendejos de 13 años que se morían de la risa”, y que a diferencia de la película dirigida por Alejandro Doria, la cuál calificó como “un delirio hermoso”, dijo que “lo que tiene la obra es que se trata de un homenaje a ese hecho teatral y cinematográfico, pero a su vez está sucediendo un nuevo hecho en el escenario”.
“Esperando la carroza” da sala de jueves a domingos en el Teatro Broadway de Capital Federal.