El escritor argentino, teórico del cine y del arte, poeta, traductor de poesía y narrador Ángel Faretta, conversó con Miguel Rep en ‘El Holograma y la Anchoa’. Desde 1977 publicó, en diferentes medios, ensayos, artículos de análisis y críticas sobre arte, literatura y cine.
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Al reflexionar sobre la base de qué saberes construyó sus procedimientos de análisis, indicó: “En mis libros uso el plural, porque el yo es liberal. Digo nosotros, porque arranca desde Platón lo que se llama el simbolismo tradicional y una de mis grandes influencias, aunque no se haya ocupado del cine, es Mircea Eliade, filósofo e historiador de religiones”.
En ese marco, recomendó el libro de Eliade titulado ‘Lo sagrado y lo profano’ e insistió en que influyó sobremanera en su quehacer “el pensamiento simbólico metafísico, que no se ocupaba del cine”.
Por eso, “traté de unir dos cosas: el pensamiento tradicional y el cine”, señaló el entrevistado. Agregó que ahora estamos, más que en la edad de la inocencia, “en la estupidez” del cine. “Hubo una dirección de sentido político porque Hollywood es una alianza entre judíos y católicos contra el mundo anglosajón, blanco y protestante, porque tenían idearios totalmente distintos”.
“En nuestro método llamado concepto del cine se basa en las dos historias: al igual que todo el arte, todo film tiene que tener una primera historia transparente, comprensible para todo el mundo y una segunda, que usa a la primera como soporte para contar la segunda que es de carácter simbólico”, expresó el especialista.
En ese marco, apuntó que “la primera historia de Hamlet, Antígonas o Don Quijote es comprensible para todo el mundo y la segunda, que es simbólica, uno puede o no interpretarla en el momento”. Añadió que “el símbolo logrado es como una ciudad circular de cien puertas amurallada. Uno puede entrar por la puerta 1, la 15 o la 100 pero todas van al mismo centro”.
Faretta afirmó que “la filosofía del arte no es matemática, no podemos convencer a todo el mundo tan estrictamente de que dos más dos, son cuatro”.