El escritor y editor de la revista Crisis, Mario Santucho, realizó la publicación de un artículo en base a una investigación sobre el secuestro y asesinato de su padre Carlos Santucho y la desaparición de su madre Cristina Silvia Navajas en julio de 1976, como una forma de reconstruir una parte de la historia que no ha sido contada.
En diálogo con “Napalm”, por Radio Provincia 1270, Santucho aseveró que la publicación de este material significa tratar de buscar, “la verdad histórica sobre hechos de los cuáles no sabemos cómo sucedieron. Esto es una búsqueda insaciable por la verdad y por saber cómo los militares llegaron al dpto. en Villa Martelli en julio de 1976”, ya que . “mis papás iban a volar hacia Cuba el próximo día”, es por eso que “buscamos perforar el manto de silencio y opacamiento de la verdad para buscar esas verdades que son por el momento heróicas pero también dolorosas que necesitamos elaborar y pensar”.
Al referirse al artículo y las 3 teorías que desarrolla sobre cómo los militares encontraron a sus padres, reveló que: “La primera es la entrega. A mediados del ´76 se estaba construyendo una unidad de acción de resistencia para sostener una reunión clave con Montoneros. La reunión se suspende y eso dio un indicio que podría haberse tratado de una entrega”.
La segunda, tiene que ver con la posibilidad que haya habido un infiltrado en PRT-ERP y que haya llevado a los militares a ese lugar.
La tercera “que siempre fue la más verosímil”, con una llegada fortuita o casual de los militares que detienen a un compañero que tenía la dirección de una farmacia en su bolsillo y la investigación de los militares permite que ellos lleguen a donde estaban sus padres y se producen las detenciones.
Al referirse al hecho de realizar esta publicación, Santucho aseveró que “la idea fue escribir para dar un paso que es obligarnos a seguir la dirección en buscar la verdad ante la falta de verdad. Hay que seguir investigando y llegar a una certeza”.
Por otra parte, relató cómo fue su infancia sin sus padres en Cuba y contó que “en diciembre de 1975 nos llevaron detenidos por una semana y luego nos liberaron. A partir de ahí con la información que había nos enviaron a Cuba en febrero de 1976. Me crié con mis hermanas, mi hermano y mis primas durante 18 años. Nos criaron unos compañeros de mi mamá, que tenían edad de abuelos, y nos acoplamos en un nuevo núcleo familiar. La crianza en Cuba la recuerdo con bastante cariño”.