El dirigente islamista de 61 años vivía en el exilio entre Turquía y Qatar, y había viajado a la capital iraní para asistir a la ceremonia de investidura del nuevo presidente, Masud Pezeshkian.
Nadie se atribuyó la autoría del ataque, pero las sospechas recayeron de inmediato en Israel, que en abril pasado mató a tres de sus hijos y a cuatro nietos en un bombardeo en Gaza.
Además, había prometido matar a Haniyeh y a otros dirigentes de Hamas por el ataque de la guerrilla en el sur de Israel el 7 de octubre, en el que murieron 1.200 personas y otras 250 fueron tomadas como cautivos.
El ataque contra el "número uno" del buró político de Hamas se produjo mientras los mediadores internacionales (Estados Unidos, Egipto y Qatar) trataban de conseguir un nuevo cese del fuego en Gaza.
Haniyeh estaba directamente involucrado en las negociaciones para conseguir un alto el fuego en Gaza, la liberación de los prisioneros palestinos y la entrega de los rehenes vivos y muertos a Israel, secuestrados en la operación del 7 de octubre.
Hamas culpó a Israel y consideró la muerte de su líder como una “escalada grave” en el conflicto, al tiempo que lo calificó como una "redada traicionera sionista".
Musa Abu Marzuk, miembro de la oficina política de Hamas, aseguró que el crimen del dirigente fue un "acto de cobardía" que "no quedará impune".
Por su parte, Abdul Salam, uno de los hijos de Haniyeh, aseguró que "estamos en una revolución y una batalla continua contra el enemigo, y la resistencia no termina con el asesinato de los líderes".
El presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, consideró que el ataque es “un acto cobarde y un acontecimiento peligroso”, ya que se produce en un momento de máxima tensión en la región.
Por su parte, el secretario de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Husein al Sheij, coincidió en que fue “un acto cobarde, que nos obliga a mantenernos firmes frente a la ocupación y a la necesidad de lograr la unidad de las fuerzas y facciones palestinas”.
El Gobierno iraní declaró tres días de luto nacional y el guía supremo, el ayatollah Ali Khamenei, prometió un “duro castigo” a Israel tras el asesinato de Haniyeh, y afirmó que Teherán considera que es su “deber buscar venganza”.
La poderosa Guardia Revolucionaria iraní advirtió que Israel enfrentaría una “dura y dolorosa respuesta” de Irán y sus aliados en la región por el asesinato.
Israel y EE.UU.
Las autoridades militares israelíes decidieron no elevar el nivel de alerta militar tras el asesinato de Haniyeh, aunque sí cerraron el espacio aéreo en toda la mitad norte del país.
De momento, el Estado de Israel no asumió la responsabilidad por el ataque a Haniyeh, aunque algunos ministros del ala dura del Gobierno publicaron mensajes en redes sociales celebrando la noticia y sugiriendo marcadamente que Israel está detrás del ataque.
"Esta es la manera correcta de limpiar el mundo de esta inmundicia. No más acuerdos de 'paz'/rendición imaginarios, no más misericordia para estos mortales", afirmó el ministro israelí de Patrimonio, Amichai Eliyahu, del partido extremista Poder Judío.
Eliyahu ya fue noticia en noviembre cuando aseveró que la solución a la guerra en la Franja de Gaza era lanzar una bomba nuclear.
También el ministro para Asuntos de la Diáspora, Amichai Chikli, del partido Likud de Benjamín Netanyahu, publicó un vídeo del líder palestino en el que una multitud grita "Muerte a Israel", y escribió: "Cuidado con lo que deseas".
En tanto, el secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, aseguró que “no estamos implicados ni teníamos conocimiento de esto” (por el crimen de Haniyeh).
Quién era Haniyeh?
Haniyeh encabezó la lista de Hamas que ganó las elecciones legislativas palestinas de 2006, y se convirtió en el primer ministro palestino en un gobierno de unidad nacional con el secular Fatah del presidente Mahmud Abás, pero las históricas desavenencias entre ambas formaciones acabó con la expulsión de Fatah de la Franja y la toma de poder por la fuerza de los islamistas en el enclave, gobernado de facto por ellos desde 2007.
Fue el líder de la organización en la Franja de Gaza desde 2006 hasta febrero de 2017, cuando fue reemplazado por Yahya Sinwar, considerado el cerebro de los ataques del 7 de octubre y verdadero poder del grupo.
En mayo de 2017, Haniyeh fue elegido presidente del Buró Político de Hamas, en reemplazo de Khaled Mashal, y se mudó de la Franja a Qatar, desde donde se ocupaba del liderazgo y representación del grupo islamista, sobre todo en la arena internacional.
Escala el conflicto
Numerosos países como Turquía, China, Rusia o Qatar, mediador en las negociaciones para un alto el fuego en Gaza, condenaron el asesinato y alertaron del riesgo de empeoramiento y extensión del conflicto.
El asesinato "podría sumir a la región en el caos y socavar las posibilidades de paz", alertó en un comunicado el Ministerio de Relaciones Exteriores de Catar, donde está instalada la dirección política del grupo palestino.
"Este ataque también pretende extender la guerra en Gaza a una dimensión regional", coincidió en un comunicado la cancillería turca, que condenó el "despreciable asesinato".
El Kremlin “condenó firmemente” el hecho y advirtió que esta acción imputada a Israel amenaza con “desestabilizar considerablemente” la región.
El asesinato del líder político de Hamas amenaza con tener consecuencias en los conflictos entrelazados en la región debido a su objetivo, el momento y la decisión de ejecutarlo en Teherán.
El mayor riesgo es un conflicto directo entre Irán e Israel si Irán toma represalias, algo a lo que parece apostar Israel.
Ambos países, fuertes enemigos regionales, ya se cruzaron en abril cuando Israel bombardeó la embajada iraní en Damasco (Siria).
Irán respondió y comenzó un intercambio de fuego sin precedentes en sus territorios, aunque los esfuerzos internacionales lograron contener ese ciclo de represalias.
El asesinato de Haniyeh, además, se produce horas después de que Israel llevara a cabo un ataque en Beirut (El Líbano), en el que mató a Fouad Shukur, un alto mando militar de Hezbollah.
También podría alentar a los grupos próximos de Irán en el Medio Oriente que apoyan a Hamas (el propio Hezbollah, los hutíes de Yemen y los grupos armados en Irak) a buscar venganza.
¿Israel decidió matar a quien podía detener la guerra y liberar los rehenes que quedan? ¿Para prolongar la guerra, favorecer la sobrevida política de Benjamin Netanyahu y extenderla a toda la región? Las respuestas a esos interrogantes temerarios parecen ser afirmativas.-