En diálogo con La siesta es sagrada Pauls, quien luego de superar su adicción a las drogas y dedicar su vida a ayudar a otros adictos a través de charlas, expresó: “Siempre es bueno que haya encuentros después de tanto desencuentro, porque un adicto es alguien que está desencontrado consigo mismo, del mundo, y con la vida”.
En ese sentido, agregó que “para un adicto que haya espacios propuestas para hablar, debatir, hablar y buscar son bienvenidos y agradecidos”, y lamentó que “lamentablemente la situación no está mejor ahora que hace 10 años, hay pibes cada vez más jóvenes que caen en las adicciones y la muerte casi segura a la que te lleva eso”.
Seguidamente, manifestó: “Hay algo que nos hermana a todos los adictos que es un vacío que sentimos que no puede ser llenado con otra cosa, y acudimos a las sustancias, el alcohol, el juego”. Respecto a este último punto, consideró que “la situación está desmadrada”, subrayando además que “la palabra juego, que es lo más sano que puede haber en el mundo”. Pauls remarcó: “Los chicos ya no juegan, apuestan, hipotecan su vida, su casa, su familia”, y explicó que este contexto se debe a “la violencia y la locura del mundo en que vivimos”.
Finalmente manifestó que “los adictos están hermanados por el consumo”, y que en las charlas “está el que viene en un BMW, y el que no tiene para cargar la SUBE. Cada uno de nosotros ocupa un rol, yo a esta altura tengo en claro que ninguno es más importante que otro, y si tocamos bien nuestra nota dentro del piano la melodía va a sonar bien. Este es el rol que me toca hoy, trato de contar mi experiencia, así cómo me salvaron a mí, yo puedo ayudar a que otra vida sea salvada”.