Tras la detención de Fernando Albareda por el presunto asesinato de su madre Susana Beatriz Montoya, se conocieron aspectos ligados a una historia familiar conflictuada desde el secuestro, desaparición y muerte de su padre, militante del ERP.
“Es una detención que conmueve y hasta mortifica por las características, pero que condice con una historia de mucho odio y traiciones internas de la familia signada por la tragedia”, sostuvo la comunicadora en diálogo con El repaso.
“Hasta este momento el fiscal Klinger no había dado ninguna declaración y no quería dar pasos en falso, pero a lo largo de todos estos días llegó a reunir las pruebas necesarias para establecer la sospecha de que Fernando es el único partícipe y autor del crimen de su madre” agregó. “Por el momento se imputa homicidio calificado agravado por el vínculo, pero podrían caber otros agravantes como alevosía y premeditación”.
En relación al presunto móvil del crimen, señaló que “podría existir un trasfondo económico”, y remarcó que madre e hijo “tuvieron una relación muy difícil, porque cuando ella empieza un vínculo con otro policía este hombre no lo acepta a Fernando, lo mete en instituto de menores. Desde chico había una pésima relación con la madre y con los hermanos”. En ese marco, se estima que podría haber existido una gran discusión en relación a una indemnización por 76 millones de pesos asignados por el gobierno de Córdoba, en vistas de que se reconoció el ascenso post mortem de su padre.
Finalmente, sobre la relación de Alvarado con los organismos de Derechos Humanos, particularmente con HIJOS, expresó: “Era un militante y dirigente activo, aunque es posible interpretar que tenían una especie de reticencia a su persona, porque toda esta historia tiene que ver con un cuadro psiquiátrico con muchas internaciones, una problemática muy fuerte en salud mental. Eso hacía que algunos integrantes de estos organismos no se pegaran totalmente a él”.