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SOLEDAD QUEREILHAC: "EL ETERNAUTA DA EN LA TECLA DE UNA DISTOPÍA QUE RECUPERA LA SOLIDARIDAD INTERCLASE"
LITERATURA

SOLEDAD QUEREILHAC: "EL ETERNAUTA DA EN LA TECLA DE UNA DISTOPÍA QUE RECUPERA LA SOLIDARIDAD INTERCLASE"

Por MARCOS FEDERMAN / 14 de August, 2024
La investigadora y Dra en Letras reflexionó sobre la conexión del clásico de Héctor G. Oesterheld, la cultura popular y el peronismo.


En diálogo con Historia Nocturna por Radio Provincia, conversamos sobre su último artículo: ´La utopía encubierta, estrategias de localización de la aventura de ciencia ficción en El Eternauta 1957-1959´.

¿Porqué tanta popularidad y semejante vigencia? "Es la pregunta que dispara el artículo, yo suelo incluir El Eternauta en programas de literatura argentina que damos en la UBA, si bien no es estrictamente literatura, forma parte de la tradición nacional. Lo cierto es que cuando se publica originalmente, por entregas, en folletín gráfico, en una revista de Oesterheld, Hora Cero, en papel super berreta y una tirada muy artesanal en un sello que él había creado. Empieza a tener muchísimo éxito. La historieta tenía muchísimo éxito en general, la extranjera y la nacional. Dura dos años porque Oesterheld se da cuenta que la historieta gusta. Originalmente iba a ser solo la nevada mortal. En sus sucesivas reediciones la van haciendo cada vez más famosa, en la década del 60, en los 70 cuando Oesterheld ingresa al peronista a través de sus hijas, cobra otro perfil y sus historias se leen de manera distinta, se siguen reeditando. Hay un sello que se aprovecha un poco de Héctor en la clandestinidad y luego ya desaparecido. Lo cierto es que se convierte en un clásico. yo me pregunto por qué pegó tanto, la respuesta superficial es porque es un motivo de la ciencia ficción del siglo XX en territorio conocido, la invasión en Buenos Aires, calles conocidas. Pero también el Eternauta da en la tecla de una distopía, de una invasión alienígena, un Ellos destructor, pero a la vez recupera una vida solidaria, una vida en comunidad, una sociabilidad, en este caso masculina como todo en la década del 50 donde las mujeres son más bien decorativos, una sociabilidad interclase donde un obrero tornero lucha la par de un empresario Pyme como es Juan Salvo, un profesor universitario de Física como es Favalli, con los militares nacionalistas pre dictadura, más cerca del pueblo, que se unen en esa unión transclase para enfrentar un enemigo ajeno. Pero que antes de la invasión socializaban en la buhardilla de Juan Salvo y discutían sobre temas técnicos científicos y desplegaron todo ese aspecto de la cultura argentina que es el saber popular, el autodidacta de taller, hay toda una zona de la cultura argentina pensada de manera idiosincrática, vinculada al saber técnico científico, a la comunidad interclase, al heroísmo, al arrojo, que es muy positiva. Ahí dio en la tecla porque puso todo eso en peligro en manos de un Ellos totalmente exterior, que vienen a invadirnos y destruir los aspectos tan lindos de la cultura argentina de mediados de siglo, y eso se consustanciaron en un clásico, tanto que ahora viene una serie de Netflix. Nosotros lo diseñamos en la facultad porque consideramos que es una obra tan significativa como la obra de Cortazar, porque al narrar esa historia representa nudos de la cultura argentina que son muy importantes, que dan el a tecla de algo que no estaba en la superficie sino que son rasgos muy profundos, esa valoración, ese sentimiento nacionalismo, de aspectos de nuestra vida en común, algo igualitarista, dentro de lo que permite el capitalismo en la región latinoamericana".

Sobre el perfil de lectores con los que conecta El Eternauta, explicó que "recuperan algo de la cultura argentina donde no solo se consideró cultura a los libros y la tradición humanista, pero hubo una cultura científica que tuvo mucha pregnancia en la cultura argentina, es un país donde hubo muchos aficionados, el Eternauta se dirige a esos lectores, a ese perfil de lector de la década del 50, al que valora el saber hacer, amateur, autodidacta. Esa zona de confluencia donde ingenieros, físicos, obreros, aficionados podían compartir temas en común. Por eso menciono la revista Más Allá, la primera revista de los 50 de  ciencia ficción exitosa, y ahí trabajaba Oesterheld. Es el Más Allá de la ciencia y la fantasía, un cruce entre fantasías y cultura científica. Ahí entra en contacto con lectores que quieren leer ciencia ficción nacional. que les gusta la ciencia ficción extranjera pero quieren leer algo en clave argentina. Oesterheld sintoniza con esos lectores  a la luz de esos deseos desarrolla su obra, vino a satisfacer una demanda, ese tipo de historias, ver a un argentino, no con un traje de la NASA, sino con un traje de plástico y una escafandra casera saliendo a enfrentar la invasión alienígena, es a lo argentino. Hay un crítico que dice que si Juan Salvo fuera norteamericano, era un empleado de la NASA y tenía un alto traje en la casa. Acá no, lo atamos con alambre, a lo argentino, de nuestras carencias hacemos virtud, pero todo se compensa con el heroísmo y con la construcción de ese héroe colectivo que es ese grupo de militares, obreros, aficionados, personas de familia que salen a combatir para defender esta vida".

Un aspecto distintivo del clásico de Oesterheld y "muy infrecuente en la literatura argentina, que solo hizo posible el peronismo y el pos peronismo, es la solidaridad interclase. Por lo general en la literatura argentina está muy representada la tensión de clase, los obreros son los otros. Pensemos que en la misma época escribe Cortazar, que está fantaseando historias de invasión, Casa Tomada, un ellos toma la casa de un matrimonio aristocrático de hermanos que vive de sus rentas en el campo, o ese relato que se llama Ómnibus, donde todos llevan ramos de flores y los que no lo llevan son acosados. La masa invade al individuo. Acá hay un sentimiento totalmente distinto. Los diferentes se juntan para combatir una amenaza extranjera, hay algo de unión interclase de encuentro, de solidaridad, que no es frecuente en la literatura argentina, que ilustra algo que sucedió en esa época. En general están en conflicto, los indios, los negos, los gauchos, las mujeres, el inmigrante".

En cuanto al horizonte propuesto en la historieta, señala que "hay un impulso utópico que está en la base de esta trama, sobre el motivo de la invasión Oesterheld aprovecha para retratar una sociedad argentina muy positiva que está en peligro de extinción, que estaba desapareciendo. Hasta los 50 se relatan muchas historias utópicas positivas, la gran esperanza está en el conocimiento científico, lo cosmopolita, al mismo tiempo las mujeres guardan una domesticidad férrea, en las imaginaciones del futuro se controla el avance de las mujeres que se percibía como amenaza en el presente, pero en general son positivas. A partir de los 70 predomina la distopía y la hipótesis que atraviesa mayoría de las narraciones es que el germen de la destrucción está en nuestras propias sociedades, hay muchas distopías de control social, destrucción de la naturaleza". Este cambio entre los 50 y los 70 se vincula con que "la utopía estaba puesta la militancia política y en el ideal de la revolución, para decirlo muy groso modo, tras la caída del muro y el avance del neoliberalismo, llega un momento en que entendimos que no hay sistema alternativo al capitalismo. Hemos vivido en ese combate de modelos y esa sensación de falta de alternativa lleva  a imaginar un mundo muy obturado". No obstante, "a su vez también hay impulsos utópicos irrefrenables, cada vez que proyectamos un futuro hay felicidad".