En diálogo con Historia Nocturna por Radio Provincia, el historiador que dedicó su tésis al tema, señala que "Tata Dios, ya desde el nombre que es polémico que genera intriga y acercamiento, era un curandero que se estableció en Tandil en 1871, se llamaba Gerónimo Solané, era uno de los tantos tatadioses que había en la zona, en los tiempos que llegaban los primeros médicos y estaba en boga la persecución a estas prácticas. De hecho Tata Dios llega a Tandil porque estaba prisionero en la cárcel de Azul y una estanciera, Rufina Perez con jaquecas muy fuertes lo mandó al marido a buscarlo y afincarse en la estancia. Lo involucran como autor intelectual un mes y medio después en una masacre de 36 extranjeros, que lo pusieron como culpable. Se hizo un expediente judicial y 150 años de relatos que lo declaran culpable, pero empezamos a desandar esa historia y por lo menos podemos dudar".
La famosa masacre de Tandil "sucedió el 1ro de enero de 1872, una madrugada, un raid de 50 personas, tomaron las armas, asaltaron el Juzgado de Paz, hicieron un camino a Buenos Aires y en el camino ultimaron a 36 personas entre ellos carreteros y almaceneros".
En ese tiempo, "Tandil era como área de frontera, estaba en disputa, de conflicto, donde los caudillos, las guardias nacionales, los terratenientes que habían acumulado poder durante el rosismo y los nuevos propietarios, el Gallego Ramón Santamarina, era una zona de conflicto y lo del Tata Dios se da en ese contexto y es atípico porque en el relato que se construyó siempre hay una animadversión del criollo con los ingleses, con lo foráneo, con xenofobia y eso lo cuestiono porque no es así, para un criollo, un vasco no era un gringo, era un vecino. Había algo más específico que era matar a esas familia los Chapare en Delacanal, que tenían un libro de deudas que se iba a blanquear al otro día porque iban a inaugurar el primer banco de Tandil. Se condensa en la masacre muchas cosas y es una especie de mensaje. Se funda el banco con el luto y también nace la masonería, un momento importantísimo".
En cuanto a la historia oficial, Rapallini explica que "el expediente judicial dice que Iban gritando mueran gringos y masones, viva la Confederación, viva la religión. Hicieron 5 leguas y los tenían dormidos en el pueblo y no mataron a ninguno. Los historiadores se comieron el chamuyo de esa fuente y no la pusieron en contexto y era la única prueba material, se creyeron ese discurso. Lo peligroso es cuando uno analiza un juicio y ver como era común a la moda armar un discurso, dicen es culpa del Tata Dios, cuando eran problemas de deuda y mercenarios en un escenario de frontera".
En ese escenario "estaba cambiando el poder por el recambio muy claro de propietarios. De hecho la familia que trajo al Tata Dios, los Gómez Figueroa, que se fortalecieron durante el rosismo, vemos cómo perdieron poder que fue capitalizado por los masones. Durante todo este tiempo se perdió de vista lo político y se fue al delirio del Tata Dios, es como la película del Jinete Sin Cabeza, cuando hay cuestiones concretas de poder y se iba fundar el primer banco en una época en que todos los préstamos se hacían con un apretón de manos. Hay que volver a la fuente y desandar mesiánica, donde se genera la figura del curandero, con un grupo de gauchos que sale a matar con virulencia, matan bebes, eso en el código de los paisanos no existía", concluyó.