En diálogo con La siesta es sagrada, contó que desde 2017 se dedica al humor, y que tras la pandemia decidió comenzar a filmar en exteriores.
“Ahí comenzaron los videos corriendo los subtes, haciendo una especie de síntesis de las cosas curiosas que había. Los videos se viralizaron, y al creer que se me iban a agotar las estaciones en CABA que son 30, empecé a hacer estaciones de trenes”, dijo, al tiempo que agregó que los contenidos se fueron ampliando a nivel federal.
“Me sorprendió, y el tema es medio infinito. Porque más allá de la información que te provee la gente del lugar, el ojo detecta ciertas cosas que los lugareños que viven ahí quizás pasan por alto, por lo que la información se termina duplicando un poco por lo que me comentan y otro por las cosas que estoy viendo”, sostuvo.
Luego de contar que en las universidades realizó filmaciones que tuvieron amplia difusión, puntualizó en aquellas situadas en el conurbano bonaerense: “Me llamó mucho la atención porque son como campus gigantes donde tenés un tipo vestido de odontólogo con guardapolvo, al lado uno de traje estudiando derecho, y otro con pantalón corto que estudia educación física”.
Sobre la elaboración de los contenidos que genera, dijo que “el desafío es tratar de meter información en un 1 minuto y medio. El norte es comprimir la información de una manera dinámica, que sea mirable, y que no sea un mero informe serio que termine aburriendo a la gente”.