En diálogo con Laboratorio de Ideas, consideró que “es muy interesante que se aborden estos temas que nos preocupan, nos molestan, y que tenemos que atravesar nuevamente una etapa tan dura y tan difícil para los compatriotas de nuestro país”.
En ese sentido agregó, “las cifras son frías y a veces un número parece vacío, algo abstracto en la subjetividad de las personas. Nos están llevando a acostumbrarnos a convivir con ese concepto y no queremos”, y enfatizó “desde la universidad y el sistema científico no nos vamos a acostumbrar a que eso se siga reproduciendo”.
Luego puntualizó sobre el proyecto Kefir que data de 2008: “Es un producto que tiene características muy interesantes, una bebida fermentada que tiene propiedades beneficiosas para las personas que lo consumen”. La iniciativa “surgió en la Universidad Nacional de la Plata a fines de la década de los 90’ y principios del 2000”.
“Producto de la crisis del 2001, el crecimiento de comedores y personas que tenían que asistir a estos espacios para tener un plato de comida llevó a docentes e investigadores a poner el conocimiento en marcha para poder darle una respuesta a la problemática del hambre,, y ahí empecé con ese paradigma de que una ciencia al servicio de las necesidades de la población”, sostuvo. Eso es lo que aportamos desde nuestro lugar a la soberanía: a pensar un modelo y un sistema alimentario conectado que dé respuesta a las necesidades en este caso alambre la nutrición y el desarrollo”, concluyó.