En diálogo con La siesta es sagrada, comentó que “la obra se hace en un montón de países y en todos lados le va muy bien porque es un tema durísimo, pero evidentemente interpela en las distintas sociedades”.
El unipersonal tiene como eje las consecuencias de la violencia sexual sobre la protagonista, y las distintas situaciones que tiene que afrontar la burocracia del sistema judicial.
“Es un tema que nos llega a todos, y uno necesita tener de cerca el diálogo porque sí o sí nos toca de cerca como sociedad. Entonces la idea de negarlo no es una posibilidad, es un momento muy difícil político en Argentina, donde todas las políticas de género parecen anuladas. Entonces, creo que la obra es una acción política en este momento y una declaración de principios. Por supuesto que tiene su humor, además de la temática, es una partitura perfecta”, sostuvo.
Respecto a la coyuntura, expresó: “Estoy muy revuelta y es muy angustiante lo que pasa, y es como una manera de pegar un grito hacia algún lugar. Lo de ayer (la represión del gobierno nacional a jubilados que se manifestaban contra el veto a la movilidad jubilatoria) es gravísimo, todos los días hay noticias y es muy doloroso, peligroso y a mí me tiene muy asustada. Siento que estamos desprotegidos”, concluyó.