En diálogo con Napalm por Radio Provincia AM1270 Moler, detenida desaparecida entre el 16 de septiembre de 1976 en el Centro Clandestino de Detención ‘Pozo de Arana’, destacó que los estudiantes víctimas de La Noche de los Lápices “eran militantes” dentro del “clima de opresión que se vivía en el gobierno de Isabel Perón con la Triple A, un grupo paramilitar golpeando a todas las organizaciones populares”.
En ese sentido, remarcó que “a los militantes de los años 70 todo nos importaba” ya que “nos solidarizábamos con los obreros en una fábrica, estábamos presentes ante los problemas en las universidades, y en los conflictos en los barrios. Nada de lo que ocurría nos era ajeno porque todo estaba muy imbricado con la política”. Luego puntualizó que “cuando empiezan el tema de la inflación y el Rodrigazo se hace el reclamo por el boleto estudiantil, ya que empezamos a ver que las cuestiones económicas afectaban a nuestros compañeros. Esta lucha fue una más entre tantas”.
La referente de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) indicó: “Uno no necesita las fechas para tener los recuerdos porque los dolores, las ausencias te acompañan para siempre” y resaltó que “uno los mantiene a los chicos como eran” por lo tanto cuando “ves una cara que te hacer recordar, eso te quiebra”.
“Después de 48 años este 16 de septiembre viene a decirnos muchas cosas, sobre todo a ayudarnos para hacer este lazo entre el pasado y el presente, que tanto nos cuesta. Porque si bien nosotros le decimos pasado reciente, los adolescentes no lo registran así; dado que los conmueve la pandemia o una masacre en su localidad. Tenemos que trabajar mucho para que sea un hecho que los interpele, y en eso estamos”, aseveró.
Luego manifestó: “La Noche de los Lápices sigue pasando, porque los cuerpos de los chicos no sabemos dónde están, y los represores que saben no lo dicen. Por lo tanto, hoy cometen un delito: el ocultamiento de los cuerpos. Por eso digo que la desaparición de los chicos está sucediendo ahora. Y eso es ejemplo para demostrarle a las nuevas generaciones por qué decimos que son delitos de lesa humanidad, y que tienen que ver con nuestro presente”.
Consultada sobre la visita que realizaron varios legisladores libertarios a represores condenados por delitos de lesa humanidad, expresó: “Perdimos una oportunidad en el campo de los Derechos Humanos en seguir trabajando mucho más para que se dé el repudio general. Nos faltó fuerza para que se tome conciencia, sobre todo en la juventud. En las aulas, a través de esa foto, se tendría que haber explicado la biografía terrorífica que tiene cada uno de esos represores y así demostrar por qué decimos que lo ocurrido es una barbaridad y es apología del delito. Pero, a veces, quedamos tan shockeados y vivimos con un estupor que nos paraliza porque es tan impensado lo que estamos viviendo que eso nos paraliza”, concluyó.