En el marco de la gira teatral por la provincia de Buenos Aires, Sabrina Garciarena estuvo presente en el teatro Coliseo Podestá, junto al prestigioso elenco que conforma junto a Tomás Fonzi, Malena Sánchez y Michel Noher. “Esta obra viene de un libro que se llama Sugar, y está escrito por una americana que lo narró después de un trabajo que le ofrecen en un muy mal momento de su vida, que era escribir en un blog a gente que tenía necesidad de pedir consejos, y ella que es una escritora muy importante, lo siente como un mensaje que le mandan de arriba. Además, necesita contestar, empieza a empatizar, y a congeniar con ella misma, y a curar, y a sanarse, y a su vez se da cuenta de que ayuda al otro. Esta autora tuvo esta experiencia maravillosa y comenzó a escribir el libro, y lo hacía bajo el pseudónimo de Sugar, por lo cual nosotros estamos haciendo escritos reales”, destacó.
“La realidad es que la obra está adaptada también por Dalia Elnecavé, que es una gran directora, con mucha sensibilidad, y desde el momento que la leí, incluso antes de que ella lo agarre y lo adapte, dije, yo tengo que sacar esto, que es maravilloso, profundo, te deja un mensaje increíble, te vas disfrutado, tiene momentos de mucha diversión y de mucha profundidad, algunos más duros, pero los espectadores salen renovados, y además nos nombraron como una de las diez mejores obras de Buenos Aires”, agregó.
La multifacética artista tuvo su estreno en la pantalla chica con su personaje “Morita” en la popular novela “Verano del 98”, y cuatro años después llevó el talento al mundo del teatro. “El escenario me conmueve desde muy chica, mi mamá me llevaba a ver muchas obras, entonces mi amor por el teatro nace a una edad muy temprana. Siempre había dicho que cuando fuera madre iba a estar haciendo más teatro, porque te permite tener un domicilio fijo, estar más tiempo en Buenos Aires. Me la pasé viajando durante quince años, no tenía el tiempo para desarrollarme en esta versión, y soy una actriz que se compromete mucho con el trabajo, si decido hacer teatro, cumplo. Es el lugar donde realmente un actor se termina recibiendo”, argumentó.
“Cuando me dieron la oportunidad en todos los canales es porque ya había hecho el trabajito de hormiga para llegar a eso, y después cuando fluyó era como que me llevaban de un canal a otro y fueron así muchos años de continuidad que me permitieron ir sintiéndome muy cómoda”, sostuvo en Ida y vuelta.
La trayectoria despeja temores, pero también aumenta las responsabilidades, y en esta dualidad aparece la búsqueda de una respuesta que empatice con los espectadores. “Es mucha la responsabilidad de encarnar un personaje en una serie importante, porque hace unos años mucha gente marcaba su rutina de familia pensando en el capítulo siguiente, que salía de trabajar y estaba esperando nuestras representaciones, éramos parte de la cena familiar”, marcó.
“El otro día mi papá me dijo que estaba muy orgullosa de mi carrera, él es bioquímico, y mi mamá es dentista. Yo tenía el mandato de ser psicóloga, médica o algo así, abogada, y sin embargo me aceptaron súper bien con mi profesión. Como madre canceriana que soy, para mí también la familia es muy importante, a la par de mi trabajo. Soy súper trabajadora y siempre estoy pensando a ver qué se puede hacer o leyendo libros, pero de repente digo, mi familia está por arriba de todo, o sea, cuidar sus cabecitas que estén bien, que tengan una rutina”, concluyó Garciarena.
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