Matías Arrigazzi, biólogo de Greenpeace calificó de “un gran paso” y “un antes y un después” en materia jurisprudencial la condena al empresario Ricardo La Regina por la masacre de alrededor de 175 pingüinos de Magallanes al embestir con topadoras sus nidos en una zona protegida de Punta Tombo en Chubut.
En contacto con “Es Un Montón” por Radio Provincia, enfatizó que los hechos dieron lugar a “un juicio con características únicas” dado que en la Argentina “no hay registro de otro proceso con estas características”.
Seguido, el especialista detalló que la investigación se inicia con la denuncia de “crueldad animal, por el daño a los pingüinos y daño ambiental agravado, por los efectos que tuvo el desmonte y el movimiento del suelo en el ambiente; dado que es una zona de media y alta concentración de nidos”. Y, enfatizó que tras el proceso, “los jueces determinaron que se acreditó y se comprobaron las dos cosas: el daño ambiental agravado y la crueldad animal.
Y concluyó que “la novedad” es que la justicia dice que “uno puede ser propietario pero es no significa que uno puede hacer lo que quiera con ese terreno; porque uno es propietario de una superficie pero no puede hacer lo que quiere con el ambiente. Y ese es el mensaje fuerte, teniendo en cuenta todo lo que ocurre a lo largo y ancho del país”.
“Hoy fue la justicia de Chubut pero creemos que esto se puede trasladar a todo el país. Lo que esperamos es que se haga justicia en todas las provincias, para que no sea solo una provincia la que pone límites”, cerró.