El músico Javier Malosetti dialogó en exclusiva con “El Frasco” en el marco del Día del Jazz. Repasó su biografía y el entorno familiar que promovió el deseo de hacer música.
“Mi viejo tenía discos más instrumentales, mi mamá tenía más cantados. Había un costado jazz/pop por parte de mi vieja”, recordó. Además, destacó que “teníamos una banda en el barrio, jugábamos a tocar. En mi casa se ensayaba, se armaban guitarreadas con alumnos, todo el tiempo había un lenguaje que fue muy enriquecedor y que agradezco”.
Malosetti señaló que el jazz “siempre es una música de culto, no es la que explota, pero siempre tiene su nicho que en algunas épocas engorda y otras se pone finito. Es un arte medio paja para los músicos, en ese goce propio y sonrisas internas a veces la gente queda medio afuera y no lo digo con alegría porque yo quiero tocar para la gente, no para los colegas”.
En ese marco, consideró que “en los 70 se electrificó el jazz y agarró bajo eléctricos, guitarras y se generó una impronta rockera con lo que me quedé” y “cuando me llamó Spinetta estaba tocando en lo más alto del jazz (…) me acuerdo como un sueño de esa primera vez”.
Por último, consultado sobre cómo vive el contexto de pandemia, el artista significó: “laboralmente estoy como todo el mundo, pero me conectó más con la música, me cuido, soy bastante paranoico, ando en bicicleta con barbijo, no me junto con nadie”.
“Si el virus me agarra me caga a trompadas, soy asmático, tengo 55 años. No creo que zafe, no me quiero contagiar ni matar a nadie. Lo primero es estar vivo, después vemos. Entiendo que hay gente que no tiene un mango y no tiene laburo”, afirmó.