Durante una entrevista con El Holograma y La Anchoa, Milo Lockett expresó: “Aprendí mucho del error y lo capitalizo bastante. Antes me angustiaba y cuando empezaba una obra no sabía por dónde iba a seguir. Tengo una idea, por ejemplo, de hacer un elefante y aparece un perro, antes me embolaba con eso y ahora digo 'salió un perro, salió un perro'”. A lo que añadió: “Tengo una ansiedad tremenda y me cuesta mucho manejarla, por eso me pasa que soy disperso, porque pienso en una cosa y hago otra. En una fracción de segundo cambió toda la idea”.
Asimismo, el artista plástico chaqueño detalló: “Tuve una período en el 2008 que produje muchísimo, estaba como muy arriba. Un día tenía tanta obra empezada que me angustiaba llegar al taller y ver cosas que no tenían solución, entonces le prendí fuego”. Continuó: “Más que nada fue una joda para unos amigos artistas que venían a visitar. Hice una pila y le prendí fuego. Ahí me cambió la cabeza y dije 'todo lo que no tiene solución no es problema'”.
Además, aseguró que “todo el tiempo aprendo de los pibes. Son muy honestos, ven de una manera y lo dicen, no tienen contaminación. Nosotros para decir algo pensamos mucho lo que vamos a decir”. Mientras que agregó que “el dibujo de los chicos es el mejor dibujo, justamente por la honestidad que tiene, porque no tiene contaminación visual ni de información”.
Por otra parte, al respecto de Argentina, el artista plástico chaqueño reflexionó: “Es un país que tiene mucha abundancia. Siempre el problema fue la mala distribución: el que tiene más termina teniendo más, el que tiene menos termina teniendo menos. Nosotros como especie somos cada vez más avaros, más individualistas”. Luego ejemplificó: “Yo vivo en un barrio que cuando vos salís no hay veredas. Entonces la pregunta que hice fue '¿Y la gente que viene a trabajar acá cómo viene?'. Nadie pensó en eso, si llueve te embarras, te jodes”.
“Creo que al mundo del arte le falta humanidad. Los artistas tienen un pensamiento bastante raro, muchas veces salen de la escuela de arte o de un contexto de pobreza, y terminan perteneciendo a la casta del arte. La aspiración es llegar a la realeza del arte”, precisó. “Yo estuve ahí, estuve y me salí. Entre 2006 y 2009 pertenecí. Pero era raro porque yo venía de Chaco, una provincia pobre, y tuve acceso a un montón de cosas y de situaciones que después me dejaron de gustar”, relató.
Por último, aseguró que “la mayor crítica es la indiferencia que tiene todo ese mundo del arte sobre los demás. Yo llego, me hago famoso y dejo de mirar al que era mi compañero en la escuela, no le tiendo una mano para incluirlo sino que lo excluyo más. Es un grupo que te necesita individualista, no colectivista”.