exitosa como técnico de fútbol, una tarea que comenzó en Godoy Cruz de Mendoza en 2005, y que supo atravesar las mieles de las victorias y la ingratitud de las derrotas. “El amor va de la mano de los partidos ganados, el cariño no se genera a través de las derrotas. Aquí me tocó dirigir ocho torneos locales y ganarlos, triunfar a nivel Concacaf, llegar a una semifinal de Champions, y eso va acrecentando el cariño de la gente. Ya estoy en el sexto año, sólo con el break de tres meses en San Lorenzo. Cuando hay victorias, hay mucho cariño, cuando empiezan los partidos perdidos el cariño empieza a perderse, pero lo vivo de la mejor manera y lo estoy disfrutando mucho”, marcó en Ida y vuelta.
“Me toca vivir en un país centroamericano con costas en el mar Caribe, con paisajes impresionantes, vivimos en la capital de Honduras que es Tegucigalpa, una ciudad muy linda, la paso muy bien, cuando uno tiene momentos libres puede ir al mar, puede ir a la montaña, a los ríos, es un lugar encantador para vivir, para poder durar mucho tiempo más allá de lo deportivo, pero estoy solo, la familia va y viene, esa es la nota más negativa, lo más duro de todo, pero saben que estoy feliz trabajando, haciendo lo que me gusta, y ellos que me quieren, saben que muchas veces me toca estar en lugares donde te maltratan, o te toca estar sin trabajo”, destacó en relación a la inestabilidad que depara la vida de un técnico de fútbol.
Su vínculo con el fútbol tiene origen riverplatense, y un ascenso vertiginoso al fútbol italiano donde vistió tres camisetas, en una etapa que le imprimió consistencia a su formación personal, que hoy logra capitalizar en Centroamérica. “En Honduras pude hacer cosas que me han costado mucho lograrlas en Argentina, pude abrir un restaurante que fue siempre mi sueño y estoy contento, disfrutándolo. Tardé un montón de años en lograrlo, porque en el año 88 cuando fui a jugar a Italia me encantó la gastronomía, hice el curso de chef y siempre tuve el sueño de tener un lugar así, que logré hacerlo con 59 años, y que me permite dejarle algo a mi familia. El lugar se llama Luján 21 HN y tengo ganas de abrir una sucursal que se llame La Plata 21, e ir abriendo locales en los lugares que me marcaron en lo personal y en lo deportivo”, sostuvo.
“Luján 21HN sirve carne proveniente de Costa Rica que es lo mejor que probé acá, porque la carne argentina prácticamente no llega. Hicimos una receta argentina de chorizo y presentamos una especie de provoleta con un queso que medianamente es parecido, empanadas con carne cortada a cuchillo, y cerramos con el flan con dulce de leche. Es un restaurante para 85 personas, abrimos a las once de la mañana y cerramos a las once de la noche, atendemos por día un promedio de 200 personas. Me hice muy amigo del gerente del club y hoy gerencia el restaurante, estoy tranquilo con eso y además hoy tener un negocio equivale a manejar el 95 por ciento de los movimientos con tarjeta, que permite un control muy claro”, señaló sobre su nueva etapa vinculada a la gastronomía.
El pasado cercano del lujanense está estrechamente vinculado con Gimnasia y Esgrima La Plata, y en el horizonte siempre se vislumbra la luz blanquiazul, un lazo que transitó por todos los estados de ánimo, pero que siempre sembró respeto mutuo y una pasión inexplicable. “Nunca fui de hablar o de querer vender humo exagerado para quedar bien con la gente de Gimnasia. Medianamente me he podido manejar por la calle con tranquilidad, también soy respetuoso, se me ve tal como soy, no es que yo vendo una imagen distinta, por ejemplo, siempre destaqué haber sido dirigido por Carlos Bilardo y eso generó que la gente de Estudiantes me insulte un poco menos de lo normal, pero me ha costado destacar a Carlos, pero sería un ingrato si no lo nombro, me hizo jugar un mundial”, sentenció.
“Gimnasia es el club más popular de la Argentina, donde la gente acompaña sin cesar en cualquier momento, como ocurrió cuando se fue al descenso. Recuerdo estar dirigiendo en Argentinos Junior en 2010, con Gimnasia luchando por la permanencia, y “Pichi” Mercier, jugador de mi equipo, se mostraba sorprendido por lo que estaba pasando en la tribuna del Lobo. En el equipo actual es muy interesante Leonardo Morales, me hace acordar a Omar Pouso, por su personalidad, en lo que representa, como banca los momentos, tiene una seguridad impresionante, cuando él no está se nota, además se ha emparentado con la gente, se lo nota feliz, y se quedó cuando tuvo el llamado público de Independiente”, concluyó Troglio, socio del equipo platense desde 1998.
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