Graciela Di Iorio, arquitecta, especialista en patrimonio consideró que el intendente, Guillermo Montenegro de Mar del Plata “ha obrado por desconocimiento” al permitir que en la casa Villa Victoria, que perteneció a Victoria Ocampo, se pueda realizar eventos gastronómicos.
En contacto, con “TER” por Radio Provincia admitió que “el patrimonio, en el mundo es motivo de ingresos económicos” pero al mismo tiempo destacó que éste “siempre debe estar atados a su historia” porque “si nosotros no sabemos quiénes somos y no conectamos para atrás vamos a perder el sentido de la vida”.
En ese marco ensayó que “nadie dice que no se hagan actividades, lo importante es que sean medidas y que no corten el vínculo con el origen” por cuanto consideró que en el fondo lo que hay es una disputa por la política cultural del municipio.
“El problema es cuál es la política cultural, quién la genera y quién organiza y ordena esas acciones”, consideró Di Iorio . Y aclaró que el error acá está en que el municipio propone la política cultural y ésta es acompañada por empresas que la solventan” porque “no se les puede entregar el patrimonio para que lo exploten, ya que este es exiguo y si no se cuida, se destruye”.
En ese marco, Di Iorio aseguró que “se puede vender comida en cualquier lugar. Pero estos espacios cuentan una historia particular” que además es parte de “la historia de todos los argentinos”.
La entrevistada señaló que “Victoria Ocampo fue una mujer innovadora de la cultura que se animó a poder pensar el espacio de la literatura en nuestro país y conectó a la Argentina con Europa y Asia. Era una mujer abierta al mundo y eso está sintetizado en su casa” porque “allí se refugiaba para escribir y a estar y por ello ha guardado ese espíritu”.
“Pero si nosotros cortamos ese hilo que la conecta con el origen, entonces todo es lo mismo y no vamos a saber dónde estamos, quiénes somos o qué hacemos”, disparó.
Además “la Casa Villa Victoria, ha recibido enorme cantidad de público y artistas, muestras y actividades de extensión”. Y enfatizó que la construcción de la que se habla es “de una casa austera de madera que, en 1912, vino en un barco desde Inglaterra como un Kit. Y hay que cuidarla, porque la edad les da mucho valor pero reduce su capacidad de resistencia. Las vibraciones le producen un envejecimiento acelerado". Y, “el parque que rodea la edificación es una reliquia ambiental preciosa que ha sido restaurada. Pero, si lo llenamos de food trucks, lo arrasamos con gente que destroza el pasto”, puntualizó.