Esta tarde se registraron una serie de incidentes en las inmediaciones del Congreso, donde un grupo de jubilados fue reprimido con golpes y gases por efectivos policiales durante una protesta.
Eduardo Martínez expresó en “El Repaso” que lo que sucedió “es terrible, en todo sentido. Estamos en un país donde se juega la timba financiera, se cobran coimas para promocionar criptomonedas y el gobierno dilapida los fondos de los jubilados. Encima venimos a reclamar por el aumento, por los medicamentos que nos quitaron las coberturas y tenemos que soportar gases, palazos, hubo dos detenciones, una agresión total contra gente de la tercera edad que lo único que reclama es vivir un poco mejor”.
Agregó que “la Constitución garantiza el derecho a la protesta y a manifestar, si no hubiera tanta hostilidad esto se haría tranquilamente y rápidamente. No actúan por si solos, desde el Departamento Central de Policía les van diciendo lo que tiene que hacer, dónde reprimir, está todo orquestado para martirizar un poquito más a los viejos”.
Consultado respecto de si se sienten abandonados por la ciudadanía, Martínez respondió: “No, hoy concurrieron varias delegaciones de salud, gente del Garrahan, el Bonaparte, centros de estudiantes, estaba mas concurrido que en otras ocasiones. Pero el tema es que no tenemos un gremio que nos respalde, hace rato que nos sentimos abandonados por la CGT”.
Por otra parte, recordó que el 23 de marzo vence la moratoria y sostuvo: "el 90% de las mujeres no llega a los 30 años de aportes y por ende no se van a poder jubilar y lo mismo pasa con el 70 % de los hombres. Las organizaciones sindicales, la CGT y la CTA, tendrían que tomar cartas en el asunto porque no es que la gente no aportó porque no quiso, o le evadieron los aportes o se los robaron o por la informalidad y el empleo en negro no lo pudieron hacer, por ejemplo, el personal de casas particulares”.
“Si no hay plata en las cajas es porque se favorece la evasión, cada tanto hay un blanqueo. Cuando la prioridad de los que nos gobiernan es pagarle al FMI los jubilados somos el último orejón del tarro”-concluyó.