Wayar, reconoció los avances que significó la sanción de la ley, pero advirtió que sin embargo persiste un “daño irreparable” hacia la comunidad trans.
"El Estado tiene que reconocer lo que viene sucediendo, y a partir de allí, hacer un trabajo de legislación para resarcir a las personas" explicó.
En este sentido, comparó los conceptos de genocidio y lesa humanidad, con la situación que atraviesa la comunidad, y lo ejemplificó con los agravios como “asesinato, traslado forzoso, encarcelamiento sin causa justificable, extrema violencia sexual”.
Wayar resaltó que “este país necesita dos leyes” las cuales no sólo “impactarían en el colectivo, sino en toda la sociedad” y que es “establecer la identidad de género con un trabajo de interpretación profundo”.
De este modo, recordó que “por ejemplo el Registro Nacional de las Personas no puede hablar solo de dos categorías” hombre o mujer, al referirse a la identidad de las personas.
Y por otro lado, destacó que es preciso que “el Estado asuma” que lo que sucede con la comunidad trans-travesti “es un genocidio” y lo llamó “identicidio, como nueva propuesta jurídica a trabajar, porque la causal es la identidad de las personas”.
En tanto, se refirió a que “el promedio de vida de las personas de la comunidad es de 32 años de vida” y resaltó que “los estados han sido exitosos en el exterminio de las travesti”.
En ese sentido, dijo que los travesticios suceden porque "no está protegido el valor central de la vida".
Describió la compleja situación como si estuvieran bajo un regimen de "apartheid" y acentuó su punto de vista enfatizando que "uno no ve travestis en todos lados, las ve en las zonas rojas, solo en horarios nocturnos, o aisladas".