En diálogo con Es un Montón, por Radio Provincia, manifestó que Juan Domingo “era el segundo de mis 4 hermanos varones”. Al momento de su desaparición el 16 de septiembre de 1976, el día de la Noche de los Lápices, tenía 30 años y era sociólogo. Militante peronista, fue cofundador de la JP, y desarrollaba tareas sociales en el barrio 'El Churrasco', de La Plata. “Era un militante de base y un importante referente”, contó, desde los estudios de la radio pública, donde fue entrevistada por Andrés Lavaselli y Ayelén Berdiñas, su hija, sobrina del Bocha y sobrina nieta del arzobispo de La Plata y capellán de la Policía Bonaerense, Antonio Plaza.
Mery Plaza señaló que “como hermano, era muy cuidador” y advirtió que desde antes de la dictadura genocida “ninguno de los varones tenía buena relación con Monseñor Plaza”.
Luego, sostuvo que “la nuestra no era una familia peronista” y que “el nombre Juan Domingo fue de pura casualidad”. Además, reveló que “mi papá había estado con Arturo Frondizi”, pero que “con los años surgió un cambio en él”.
“Yo lo miraba bastante desde afuera porque no me permitían participar porque me cuidaban”, dijo pese a que “nuestra casa, era la casa del pueblo: vivía en 45 entre 9 y 10, estaba cerca de todas las facultades y era de concurrencia. Se juntaban mucho a estudiar y siempre había debate. Todos mis hermanos eran militantes”.
No obstante, aportó que después de que falleció su papá en 1975 se produjo un quiebre en la familia porque era quien unía. La casa rápidamente se fue despoblando. “Dos de mis hermanos se fueron exiliados a Ciudad de México. A Bocha lo guardamos porque no tenía pasaporte, y mi otro hermano se casó y se fue”, rememoró.
En otro tramo de la entrevista se refirió al momento de la desaparición del Bocha. “Él había ido a pedirle ayuda a Plaza para sacar el pasaporte, porque además había perdido el documento. Ese 16 de septiembre fue a la curia y volvió para casa. Después se fue a tomar un café con un amigo a 7 y 34, desde donde lo levantaron 2 horas después de aquel encuentro con mi tío”, refirió, y agregó que “en el fondo creo no se quería esconderse más porque para él, estar guardado era un castigo”.
De todos modos, denunció: “Tengo la sensación de que lo entregó monseñor Plaza”. Más tarde, aseguró que “mi mamá y la novia de entonces del Bocha fueron muchas veces a verlo a Plaza. A mi mamá le dijo que mis hermanos la podían ayudar y a la novia del Bocha que se lo llevaron los montoneros”. Además, revivió que “en el 78 lo fui a ver yo, y cuando llegué a la curia donde se encontraba, estaba con Camps, jefe de la policía Bonaerense. Me lo presentó y me fui corriendo. En ese momento sufrí un shock”.
Por último, pidió que las dependencias de la Policía de la Provincia de 1 y 60 sean declaradas como Centro Clandestino de Detención porque “allí se lo vio al Bocha con vida por última vez y también a Plaza”.
Fotos: Camila Casarico.