Con 43 votos en contra del pliego de Ariel Lijo y 51 en contra de Manuel García-Mansilla, el Senado rechazó por una contundente mayoría ambas candidaturas al máximo tribunal. El decreto presidencial designando a ambos postulantes desató un conflicto institucional y con García-Mansilla repudiado por el rechazo del Congreso.
Al respecto, afirmó que “el rechazo fue contundente” porque “el Senado no podía ser cómplice de un atropello constitucional de esta envergadura”.
La Senadora explicó que “el tema no era si se trataba de buenos o malos jueces” sino “cómo pretendían llegar a la Corte Suprema”, debido a que “Milei trató de meterlos por la ventana” y por eso “rechazamos los pliegos, para ponerle límites a un Presidente que pretende hacer lo que quiere sin importarle nada”. Seguido, enfatizó que “a él lo votó la gente, pero no tiene un unicato: hay una Constitución y división de poderes”.
Asimismo, calificó la actitud de García Mansilla, quien actúa como magistrado del máximo tribunal y pretende mantenerse en el cargo, como “escandalosa”. Subrayó que “si antes era un usurpador, hoy es peor”. Más tarde, consideró que “debe apartarse o ser apartado por el resto de los jueces”, por cuanto “si persiste en quedarse, eso permitiría que cualquier ciudadano no cumpla con lo que la Corte disponga”.
Por último, destacó que “no hay nadie que pueda defender a este usurpador”, pese a que “él no acepta que el órgano encargado de designarlo le dijo que se tiene que retirar de ahí con más de dos tercios de los votos”.