En diálogo con La siesta es sagrada, comentó que “muchas veces pasa que el docente entra al aula y no sabe cómo captar la atención de los alumnos: cómo hacer para involucrarlos cognitiva y emocionalmente. O muchas veces pasa que los chicos estudian, rinden, aprueban y al tercer día se olvidan de todo, entonces uno se pregunta, ¿hubo aprendizaje?”.
Luego, en relación al proceso de producción editorial, expresó que “me encantó escribir el libro porque es como validar lo que vengo hablando hace tanto tiempo con docentes. Fue fundamentar de una manera científica todo lo que yo compartí con ellos: la importancia de la alegría en el aula, generar recursos para atender la atención de los chicos. La curiosidad es el portero del cerebro”, aseguró.
Sobre la influencia de las nuevas tecnologías en el aprendizaje, señaló que “hoy cambió todo, nuestro cerebro va cambiando, y eso tiene que ver con su plasticidad. Con las tecnologías nuestros cerebros cambian”.
En ese marco, “los docentes tienen que tener algunos recursos para entender al alumno de hoy que poco tiene que ver con cómo éramos nosotros cuando fuimos a la escuela”.