En diálogo con el programa Historia Nocturna, Loreley El Jaber, autora de Motines y traición en el Río de la Plata. Un ensayo sobre la voz de la plebe, contó: “Yo había escrito mi tesis doctoral sobre las crónicas de la conquista del Río de la Plata y al poco tiempo entré como investigadora del CONICET, y mi proyecto fue continuar en ese período. Cuando empecé a contar en el ámbito de la Facultad de Filosofía y Letras que me quería dedicar a esto, la recepción no fue muy auspiciosa porque decían que en el Río de la Plata no hay nada. Yo percibía que había algo interesante ahí, que tenía que ver con una espacialidad que era muy decepcionante precisamente porque no tenía esa ventaja aurífera que se esperaba, y que por lo tanto implicaba un desafío narrativo para estos hombres que escribían crónicas”.
En ese sentido, continuó: “La pregunta central era: ¿Qué se dice cuando no hay aquello que se espera encontrar? ¿Qué se narra cuando no se narra el gran combate o el gran hallazgo? Entonces me di cuenta que había algo interesante. Ese desafío discursivo me parecía muy potente para analizar”. A lo que agregó: “El germen de este libro es un poco azaroso también. Estaba leyendo un libro de una historiadora francesa, Arlette Farge, que estaba trabajando en una serie de casos judiciales. En ese momento dije '¿Habrá algo de esto en el Río de la Plata?'. Recordaba que para la tesis había leído como de refilón el juicio de Alberto Núñez Cabeza de Vaca (…). Ahí empecé a ver que todos los episodios de traición sucedían arriba del barco, yendo al Río de la Plata o en el medio del mar. Los testigos principales de esa traición al rey eran la plebe: soldados, marineros, criadas. Así fue como empecé a escuchar esta voz, no había nadie más para poder identificar si estos sujetos eran traidores o no al rey”.
Por otra parte, sobre el capítulo de Sebastián Caboto, señaló: “Lo disfruté muchísimo al escribir. En verdad todo el tiempo pensaba que era de ficción. Es decir, Caboto empieza a armar todo con el rey para ir hacia las islas especieras, lo que pasa que después en Río de Janeiro se encuentra con los náufragos de Solís que le dicen que en realidad hay muchísimo oro y por eso va hacia el Río de la Plata. La cuestión es que hay una serie de sujetos que no quieren que vaya hacia otro lado, quieren que cumpla con lo que estaba establecido con el rey. Esos sujetos son Martín Méndez, Miguel de Rodas y Francisco de Rojas, estos tres hombres no le permiten torcer el rumbo. Como no logra doblegarlos, primero los pone presos aduciendo que en realidad se querían amotinar; cuando no lo logra los deja desterrados en una isla supuestamente plagada de caníbales, que supuestamente es Brasil, y les dice que no pueden moverse de ahí”.
“Dos de ellos deciden cruzar un río y mueren en el intento, el otro (Francisco de Rojas) sobrevive porque aparece otro explorador y se lo lleva. El suceso es casi de ficción. El sobreviviente entabla un juicio muy importante contra Caboto como traidor. Pero además está el juicio, que es el único de una mujer que trabajo en el libro, que es el juicio de la madre de uno de estos dos que quiso cruzar y murió. Es fascinante el caso, fue un descubrimiento para mí. Todo esto está en nuestra biblioteca nacional”, finalizó la investigadora del CONICET y doctora en Letras.