En diálogo con El Tenedor de Libros, Martín Sancia Kawamichi se refirió a su novela Kurepa, publicada por La Crujía. Se trata de texto que surge en Arroyos y Esteros, una ciudad a 60 km de Asunción, Paraguay, y que fue distinguida con el Primer Premio del Fondo Nacional de las Artes en la categoría Novela, en 2023, aunque en su última edición la historia tuvo cambios.
El escritor explicó que “la historia transcurre en Paraguay, porque la escribí allá, durante un arrebato de 2 días en su primer versión”. Tras resaltar que no le gusta viajar, reveló que “en Paraguay me pasó lo contrario: quedé fascinado por el paisaje y la desmesura. Sentía que me paraba en una esquina y un árbol me iba a comer un brazo. Sentía que la naturaleza no se puede parar, sumado a que la gente cuenta historias. Una de ella fue el detonante de esta novela. Me la fue dictando el lugar que me rodeaba”.
El autor de El Abedul Karlok señaló que en ese momento “estaba aterrorizado por lo que escuchaba”. Es que en Kurepa el mundo fantástico y el racional se entrecruzan, mediante leyendas guaraníes que abundan en el lugar. “Allí, distintos científicos que me rodeaban creían en el Luisón, el Tora. No había un divorcio entre las dos cosas”, indicó, y agregó que “aunque no soy creyente, el lugar me empezó a embrujar y un día vi una chica que se cruza y se mete adentro de un placard. A esa chica la vieron varias personas, y dicen que murió en la casa” donde estaba parando. Sin embargo, subrayó que “el detonante de la novela fue una persona que me cuenta que estaba tomando un tereré y se electrocutó”.
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