En medio de una importante caída registrada en la industria, José Ignacio de Mendiguren, abogado y ex ministro de Producción de Argentina describió que hoy “la gente aprendió de crisis anteriores, se previene y sale a importar (lo que antes producía) para no perder el mercado local” y enfáticamente aseguró: “No hace falta ser un gran experto para decir que esto no es sustentable”.
Los índices indican una caída del 9% de junio a julio y en algunos sectores, como en la pesca, escala al 70% y un informe de la Unión Industrial Argentina habla de 1.500 despidos por mes.
En contacto con “Es Un Montón” por “Radio Provincia” recordó que “fue presidente de la UIA en dos etapas y en momentos dificilísimos como en el 2001” y aclaró “no caben dudas de que Argentina, hoy es un activo público global” porque “tenemos en abundancia recursos naturales, mientras el mundo está en crisis estructural”.
En ese marco de necesidad mundial, De Mendiguren reflexionó que “el litio, el petróleo, el gas, el cobre argentino el mundo lo va a tener…” y por lo tanto “el tema central es qué va hacer el Estado” en ese contexto. Es decir, “va a ser propietario o inquilino de esos recursos”.
Y en esa disyuntiva que se le presenta al país, el industrial presentó dos escenarios posibles: “Lo vas a hacer como Noruega que hoy tienen un fondo de reserva de U$D 2.600 billones o como Nigeria, que los recursos naturales no le dejaron nada” y enfatizó que desde la sanción del RIGI las perspectivas de Argentina se asemejan a las del país africano.
Seguido explicó que Noruega vio “la ventaja competitiva enorme que tenía y se propuso, a partir del gas y el petróleo, construir un país más desarrollado” y por eso “mandó técnicos a los mejores lugares del mundo para tener la tecnología más avanzada, luego desarrollo todos los bienes de capital necesarios para la actividad. Y lo hizo con grandes petroleras”. Y luego contrapuso el caso de Nigeria (que comenzó más o menos en el mismo momento que Noruega) y el argentino, ya que ambos venden los recursos naturales “a granel” en vez de promover el desarrollo local del sector, “primarizando” así la producción.
Asimismo, señaló que si bien estas últimas dos naciones también acordaron con empresas trasnacionales para que vengan al país, a diferencia de Noruega, les permiten que “se la lleven toda, traigan la tecnología y la maquinaria de afuera y que transfieran las rentas al exterior. Y les garantizan que si hay algún conflicto, por 30 años, litigan en Washington”.
Y por ello, lamentó que “no estemos discutiendo y poniendo sobre la mesa estos dos modelos. Más que nada cuando tenés el segundo yacimiento petrolífero del mundo; porque en ese escenario tenés un poder muy grande para negociar”.
De hecho, “antes nadie, ningún empresario nos pidió 30 años, ni nos pidió un RIGI y todos estaban invirtiendo. Mientras tanto, hoy la inversión cayó en términos reales. Por lo tanto, hoy a la industria le sucede lo que le sucedió siempre que se aplicó la bicicleta financiera. Y sólo hay dos formas de salir una mala y otra peor”, cerró.